Eruca Sativa estrenó

El trío cordobés presentó este sábado su cuarto material de estudio que nutrió una lista de 24 temas. Estuvimos por ahí, mirá...

Como los roles preestablecidos solo existen para quienes eligen creer en ellos, ya consideramos la idea de un power trío también como una banda conformada en su mayoría por mujeres. Claro que el crecimiento de Eruca estuvo acompañado de manera intencional por el avance de la tecnología sonora, pero la raíz sigue sujeta a la temática inicial de un sonido limpio y apabullante que van de la mano, con mensajes que apuntan mayoritariamente a un mismo norte.

Ver en vivo a los cordobeses también es una oportunidad para sacarse la duda de lo bien y prolijo que pueden sonar, al punto de que invada la sensación de que pusieron un disco y están tocando encima. Seis años separan este flamante material de la primer placa discográfica (La carne), y de las primeras presentaciones en sociedad, tiempo como para elaborar una teoría de una banda joven sin suficiente rodaje, una hipótesis que inmediatamente puede ser echada por tierra al presenciar el despliegue que ofrecen sobre el escenario.

Barro y fauna tomó protagonismo desde el minuto cero, cuando dieron comienzo apenas pasadas las 22 con el prólogo del disco, “Introscopía”, “Abrepuertas” y “Armas gemelas”, presagiando una lista engrosada con el nuevo trabajo. El mismo se acentúa en un espacio que fue explorado en Blanco (2012), y que persigue esta tendencia de experimentar y familiarizarse con consolas, distorsiones, y teclados, sin abandonar la potencia de los Riffs de guitarra de Lula Bertoldi, la ritmicidad que marca Brenda Martín en el bajo, y los (contra) tiempos de Gabriel Pedernera en batería.

Generalmente la presentación de un disco genera una impaciencia en el público que suele no estar tan familiarizado con los temas, pero como mencionaba al principio, parece que Eruca juega con esto de romper moldes, y así lo muestra su público que recibió de brazos abiertos a cada track de Barro y Fauna. Claro que para los impacientes enseguida llegaron los clásicos del primer material: “Para nadie” y “Para que sigamos siendo”, y un poco más acá en el tiempo, “La carne”, de ES.

Luego del inicio con esa presentación de novedades y viaje al pasado incluído, vino una pequeña reseña de los integrantes, por si algún desprevenido entre el público había olvidado algún nombre, o no sabía que Bertoldi resulta ser “La dama del fernet”, según Pedernera. Y enseguida sonaba la guitarra criolla de la encargada en cuestión, que daba paso a “Sin la red”, uno de los pocos puntos bajos en el decibelímetro del material debut, para tomarse una o dos birras.

Pasado este espejismo que parecía dar un pequeño respiro, continuaron con “Confundiste”, “El genio de la nada” “Tu trampa”, y otra tregua con “Guitarras de cartón”. Más Barro y fauna a pedir de “Haku Malvin”, “Justo al partir” y “Pulso”, con presencias de Nicolás Sorín y Juan Pablo Rufino que aportaron en teclados y cuerdas, respectivamente. “Japón”, tema que recomiendo disfrutar antes que se convierta en una pieza de alta rotación en radios, y “Paraíso en retro” iban dando lugar al tramo final.

Un último break, pero no menos intenso, que le dio lugar a “Somos polvo” y “Amor ausente”, para tomar impulso de cara a un final allá arriba: “Nada salvaje”, “Fuera o más allá”, “Queloquepasa”, “Tarará”, “Magoo” e “Inercia” le puso final, pasadas las 23.30, a una lista de 24 temas, en su mayoría a un ritmo difícil de sostener con el temple, la polenta y la entereza que lo hacen los Eruca de principio a fin.

El álbum fue grabado nada menos que en Eastwest Studios, Los Angeles, y los primogénitos de Lula y Brenda podrán contar que en una calurosa noche de Marzo en Vorterix Rosario, sus madres presentaron este disco inspirado y dedicado a sus respectivas llegadas a tierra, con esa prolijidad estruendosa que quiebra matrices del rock en castellano y que tanto caracteriza a Eruca Sativa.

Texto: Alvaro Arellano

Foto: Renzo Leonard

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