Juan Mango y su fruto sangrando
En esta oportunidad con un formato reducido, una hermosa guitarra Rickenbacker, unos cuantos pedales, una máquina de ritmos y su cálida voz.
Al comenzar el show el público estaba muy calmo expectante de lo primero que iba a salir de la boca de Juan. Canción tras canción fue desnudándose ante la gente, quienes entre aplausos y risas parecían disfrutar de la compañía tan cálida del músico.
Sus nuevas canciones, una suerte de poesía al estilo “Spinetteano”, acompañadas por unas guitarras casi en loop, nos invitaban a sentir la cotidianeidad, el universo, la conexión espiritual y el mundo de la emociones.
Llegando al final del show Juan sorprende con unos beats technosos bailables, queda un dejo de que la vida está compuesta por emociones diversas y vale la pena transitar por cada una de ellas.
Texto: Susel Berardo
Fotos: Giulia Antonelli