El pasado sábado 14 de mayo de este ya agitado 2022, regresó a la ciudad el grupo porteño liderado por Walas, en una noche donde abundó el rock, la psicodelia y la performance particular de este frontman ya habitúe de la escena musical argentina.

Con un Centro Cultural Güemes lleno de gente, el viaje comenzó con Musha Soul en escena preparando el terreno para lo que vendría. Esta banda de funk/rap dejó a muchos que no conocían la propuesta, boquiabiertos con su repertorio; los que ya los vieron más de una vez gozaron nuevamente de las sutiles líneas de bajo, voces hermosas y unas guitarras precisas que encajan perfectamente con el estilo. El show de este quinteto, super explotado de funk, contó con el plus de ser el último recital de su vocalista, donde se notó la emoción al ejecutar las melodías por última vez en el escenario. Todo muy bello y preciso lo que llevó Musha Soul al Güemes.

Pasadas las 22 horas y con un altar rebosante de muñecos de colección, maniquíes y juguetes ochenteros, como suelen acostumbrar, subía a escena Massacre.

Si de adolescente alguna vez te subiste a un skate mientras sonaba algún disco del viejo skate rock, es innegable que no se te haya movido alguna fibra al escuchar el comienzo con “Diferentes maneras”, un himno de la banda hasta el día de hoy donde el tarareo es incontrolable. Si bien aquejaron dificultades técnicas al inicio por problemas en la guitarra de Pablo Mondello (otro valuarte indiscutido de la escena under del skaterock) y el acople en la voz de Walas, esto no fue un impedimento para la seguidilla de temas clásicos que brotaron uno tras otro. La lista se erigió en recordar los más icónicos de los primeros discos: “Querida Eugenia”, “3 walls”, “Te arrepiento”, “Te leo al revés” y “Nuevo día” fueron algunos de los que sonaron.

“Hola hermosxs, ¿cómo andan? ¡Bienvenidxs al rock del futuro!. Vamos a flashear esta noche” sentenció Walas en más de una oportunidad queriendo dejar en claro que la idea que se mantiene a lo largo de los años es la de brindar un espectáculo que atraviese no solo en lo musical, sino también en la puesta en escena con las ocurrencias y sus elementos ya típicos. Con ocurrencias me refiero a la conexión del frontman con el público, generando un cálido ida y vuelta con preguntas actuales de índole, si se quiere, sociocultural, donde pregona el humor por sobre la cuestión más seria.

Massacre es una banda que viene dando pelea desde hace ya por lo menos 35 años, entre varios cambios de formación. Si bien arrancaron haciendo hardcore punk y luego se pasaron al skate rock, hoy es una banda de rock generalizando todo tipo de posibles etiquetas. Y no es casual que en tantos años de historia manejándose gran parte de todo este trayecto en el under hayan llegado a convertirse, por motus propio, en una de las bandas más representativas del estilo a nivel nacional y también internacional. Walas declama ante el público que lo escucha pacientemente, sus presentaciones anteriores. Vienen de tocar en el Vive Latino en México, él particularmente con la gira de Soda Stereo también por esas regiones, y luego con sus pares en el Quilmes Rock compartiendo escenario con otras grandísimas bandas. En su paso por México pudieron registrar lo nuevo, lo último de la formación al día de hoy, “Mariposa” producido nada más y nada menos que por Gustavo Santaolalla; canción que sería ejecutada ante la atenta mirada del público rosarino.

Llegando al final, el grupo porteño reivindicó los 20 años de la salida del disco “Jessico” de los Babasónicos tributándolos con un cover de “Delectrico” al mejor estilo Massacre.

“Somos una banda ensamblada en el ex Unión Soviética” rezaron antes de tocar dos de las canciones que los catapultó a mostrar su arte en los extintos canales masivos de televisión; “La reina de Marte” y “La octava maravilla”.

Luego de un corto bis, regresaron para culminar la fría noche con “Mi mami no lo hará” y, quizás el tema más popular, “Plan B anhelo de satisfacción”.

Con un Güemes colmado de gente contenta y conforme se concluía otra visita del grupo por tierras rosarinas; un show lleno de clásicos, carisma, entrega y rock del futuro.

Texto: Ramiro Roca
Fotos: Silvina Nicotra