Dillom llegó a Rosario para presentar Post Mortem y bajó su data potente de horror, rap y autenticidad.
Sólo dos días necesitó Dillom para agotar las localidades de su show en Rosario. El público rosarino mostró el apoyo decidido al joven artista y muchísima gente se quedó con ganas de ir a verlo. Esa sensación de manija expectante fue la que sentí cuando llegué a La Sala de las Artes, la de la mejor ansiedad de todas las ansiedades que se te ocurran. Dillom presentaba Post Mortem en Rosario.
Faltaban solamente unos minutos para que comience el show, sonaba música clásica, todo estaba rojo y no cabía ni un alma más en el recinto. Todos los cuerpos estaban en su posición de espera, cuando la voz de Mario Pergolini resonó en cada rincón, en el monólogo de Demian, enturbiando el ambiente con un cuento-prólogo muy oscuro, mientras que de a poco iban apareciendo los músicos de la banda para habitar un tétrico escenario, que se ilumina por segundos con los flashes titilantes y resplandecientes. Y con los tiernos gritos de miedo de fondo, apareció Dillom vestido como en el arte de tapa del disco, con toda la fuerza al canto oscuro de "Mis amigos están muertos, sin querer los maté", en el tema que le da nombre a la obra conceptual que vino a presentar, Post Mortem.
Una apertura bien fuerte, con el lado más crudo de su música, apelando a todas las características estéticas del cine de horror, interpretando Rili rili, dejando un lugar para la lucidez instrumental de Duo y salir con Piso 13 y Side, vistiendo una remera manchada de sangre.
Potente arranque el de Dillom, para saludar, agredecer, y contar que al colectivo en el que vienen viajando se subió también uno que capaz que la gente conocía y que iba a acompañar en un par de temas. Y así salió Muerejoven, para hacer sonar a dúo esos temas con los que explotaron inicialmente ambos y que son de los dos, A$AP, Casipegado y Kelly, además de Coach, que es parte de Post Mortem. Dillom lo recibió con la camiseta que dice que dice "I'm with stupid".
Mucho pogo, salto y canto a los gritos de parte de la gente, puro ímpetu sacado de sí. Ver a Dillom presentando este disco es ver al artista en el momento justo, con la ebullición del salto todavía fresca.
Mención especial para Bohemian Groove Corp, la productora que trabaja detrás de Dillom y de toda la Rip Gang, que se hace cargo de encarnar la idea que crea el artista, y llevar el concepto a su máxima expresión posible, volviéndolo corpóreo, visible y hasta respirable, del video clip al show, en todos los detalles, con improntas y decisiones artísticas jugadas, sin miedo a atravesar los límites de la polémica y la indignación en nombre del arte.
Y a quienes tampoco hay que dejar de mencionar es a la banda que acompaña y pone altísima la vara instrumental en la que Dillom descansa y salta. Haye en batería, Fermín en bajo y teclas, Lamadrid encargado de los beats y el Gringo666 en viola metalera picantísima.
No se pasó por alto ningún tema del álbum, ni siquiera un instante del mismo, con momentos altos como Rocketpowers (con el pedido a la gente de acompañarlo por la falta de la amiguita Saramalacara), como Opa o Pelotuda, que trae ese final épico de sus propias contradicciones, encarnado por el público que la canta eufórico. También hubo una emotiva y partecorazones interpretación de 220, comenzando casi a capella, exprimiendo a fondo el sentimiento tan bien expresado. Y bueno, la típica casi despedida en la que no te vas porque sabés que los músicos vana volver para hacer los últimos temas.
Y volvieron, metiendo el dedo en la llaga del corazón con Amigos nuevos, y se fueron tocando Reality, con Dillom saltando al público, haciendo mosh sobre la marea de personas y trapos.
Con Post Mortem Dillom se consagra como uno de los artistas más auténticos y con mayor ascendencia de la actualidad. El disco es una obra conceptual que, por un lado se crea a partir de una idea que, en un principio sólo era el propio miedo a la muerte que sufría el artista, y luego terminó siendo un concepto elevado al cien mediante la estética de terror que trabajó Bohemian Groove Corp de manera excelsia. Por otro lado, el disco en ningún momento se casa con ningún género o estilo, musicalmente hablando. Si bien, obviamente hay un punto de partida en el rap, instrumentalmente el disco oscila desde lo más dulce a lo más trash, pasando por géneros como el funk, el pop, el reggaeton y hasta la balada melódica.
Dillom asume una posición satírica para con toda la escena del trap, y a su vez relata los pesares de su vida complicada, sin romantizar la marginalidad. Ese límite entre la realidad y la sátira llega a ser bastante difuso, y creo que ahí yace la polémica que generan sus líricas, pero también creo que analizándolo a fondo, se entiende claramente cuando está hablando de su vida sin pelos en la lengua, y cuando se está mofando de los rappers que lo rodean. “Algunos se comen la movie de acción, yo le como el…” Bueno, no hace falta que termine de escribir esta frase. Lo que está claro es que le parece bastante incómoda esa pose del gángster cara de malo que no se relaja, y su respuesta artística es hacerse el maleante, pero con carita de buen pibe, pasándola bien. Y eso es auténtico, y eso lo diferencia.
También es real que usa su música como cable a tierra para hablar de su historia, y ahí entramos una vez más en el barroso terreno de lo difuso, porque la cuenta de manera tan cruda, que parece que está exagerando. Pero no, es bien realista cuando dice “mi mamá tomando merca todo en frente de mi cara, y mi viejo después de eso me echó fuera de la casa”. Y lo puede relatar en un tema divertido y también replantearse los alcances sociales del éxito y sus miedos renovados por una vida cambiante de artista ascendente: “Antes nadie venía a mi cumple, ahora todos quieren venir a mi cumple”.
Dillom agradece a la gente por la compañía cuando dice “cada vez somos más”, contando que el año pasado vino a Rosario y no eran ni la mitad de los que estaban esta noche que les estoy relatando. El disco salió hace seis meses, y él todavía no baja del mosh esponjoso que lo mantiene bien arriba, al que sólo llegó sin poner en duda su postura auténtica. Seguro ya tenga planeado su próximo paso cuando baje, y nosotros ya lo estamos esperando. Porque él no tiene sueños, tiene planes.
Texto: Gonzulu
Fotos: Giulia Antonelli