En el marco de su Gira Incandescente la banda de Necochea se presentó en La Sala de las Artes e hizo vibrar a los rosarinos.
La antesala del show estuvo a cargo de Joaquín Del Mundo que dio inicio puntual y de modo minimalista con su voz y guitarra. Tocó temas de su repertorio llevándose los aplausos y coros de la audiencia que escuchaba atenta mientras tomaba y comía aguardando el plato fuerte: El Plan.
Tras una espera ansiosa, hizo su aparición la banda de los hermanos Andersen. El público -heterogéneo, de parejas, grupos de amigos de un rango etario bastante amplio- estalló desde un primer momento en saltos y agite. Una consecuencia casi inevitable de esto fue el derrame de cerveza sobre un brazo de esta cronista. Además, el show ni bien comenzó se vio intervenido por la gente para corear el “feliz cumpleaños” a Santiago a cargo del violín.
La puesta ahora sí era exuberante, con haces de luz de colores que desfilaban en el escenario y seguían por toda la Sala. La banda completa no dejaba espacio para nadie más. Así y todo, en un momento Joaquín, invitado por la banda, subió a las tablas una vez más para interpretar unos temas con ellos.
El vestuario urbano tenía estampas de mariposas de la banda, y las remeras y camisas contrastaban con los brazos libres de Camila que se ondeaban en cada tema, improvisando una coreografía cargada de mística y música, siguiendo los sonidos que iban saliendo del violín, la guitarra o la voz.
Hicieron un repaso por temas de los distintos álbumes y algo de actualidad. Cantaron “Calma no es quietud”. Justamente tranquilizando al público en una pausa, Sebastián, líder y cantante, dio lugar a la coyuntura vivida a la vera del Paraná y el humo que los recibió en la ciudad y nos invade constantemente a los rosarinos. Se unieron al reclamo de la Ley de Humedales y el público apoyó la moción.
Las canciones sonaban efervescentes y la mística ritual rockera marcó el ritmo de la noche. Las voces de Sebastián, Camila y Valentín Anderesen sonaron junto al violín de Santiago Andersen, el acordeón y teclado de Máximo Andersen, el bajo de Andrés Nor y la batería a cargo de Julián Ropero. Los hermanos y amigos se divirtieron, jugaron, apoyaron y sostuvieron en el escenario. El público asistió al espectáculo y aplaudió agradecido esperando el próximo vuelo de El Plan de la Mariposa.
Texto: Viqui Oceanía
Foto: Giulia Antonelli