Delfina Beltramone "Mi valija"

La Plataforma Lavardén explotó este primer sábado de junio
tras la presentación de “Mi Valija”, el nuevo álbum de Delfina
Beltramone

Desde que me subí al colectivo para llegar al teatro, que me sentía adormecido por el largo día que estaba teniendo, pero nunca dejé de pensar en el “show” que estaba por ver: “Mi valija”, de Delfina Beltramone. Quise saber qué llevaba en esa “valija”, la razón que la alentó a ponerle ese título al álbum; y qué llevaría yo en la mía luego de verla cantar. Me sentía con tiempo, algo raro en alguien tan impuntual como yo, así que me bajé algunas cuadras antes y comencé a caminar, tranquilo, sosteniendo en mis manos la libreta que me acompañaría durante la noche, y dejando pasar a quienes veía caminar apurados por las cada vez más angostas calles céntricas de Rosario. Una vez entramos a la sala, saltaba a la vista la cantidad de humo que había en el ambiente; que luego deduje, cumplía una función particular: ayudar con el juego de luces, que estuvo presente durante todo el espectáculo. Luego de unos minutos esperando, se escuchó un “¡Hola Rosario!”; y el público explotó al ritmo de “La bala”, primera canción de la noche, aún joven. Delfina estaba acompañada de cuatro bailarinas, que supieron ganarse el corazón de quienes vimos ese increíble inicio, al igual que la banda en vivo. Sonaron algunos otros temas, como “Más que dos”, “Tan lejos”, “Duele” y hasta un cover de una canción de Fito Páez, interrumpidos entre medio de cada uno, por las infinitas demostraciones de amor del público hacia la cantante, y viceversa. Carteles, cartas manuscritas, y descontrolados gritos de “¡Te amo!” decoraron el teatro de colores, dándole una vibra especial, bella. La escenografía, adornada de luces y de una pantalla que mostraba formas abstractas, combinaba con los vestuarios que la intérprete utilizó a lo largo de la función, y que cambió en varias ocasiones. Colores vivos inundaron la sala, creando un ambiente amigable y cálido.

Aunque esa calidez del ambiente se volvía ínfima, comparada con la que transmitía la artista a través del micrófono. Su voz demostraba la felicidad que sentía, y tambén podía verse un sentimiento de realización y de orgullo por sí misma. Íntegramente real, y merecido. Totalmente auténtica, Delfina Beltramone hizo estallar la noche rosarina con su primer sold-out en la ciudad que la vio crecer; dejando en las valijas de quienes estuvimos presentes, felicidad, amor y mucha buena onda.

Compartir

Comentarios