Virus: reflejo de una generación

El pasado sábado 14 de septiembre, la icónica banda presentó su show en la Sala de las Artes. Un show cargado de nostalgia que reflejó, desde el primer momento, uno de los mejores momentos de la música argentina.

Desde que salí de mi casa, lo único en que podía pensar era el recital. Una banda que escuchaba desde chico, gracias a algunos familiares, venía a mi ciudad, y tenía la oportunidad de cubrirlo. En el viaje de ida, en mi cabeza sonaban las melodías de “El probador”, “Imágenes paganas” y “Mirada speed”; por lo que, una vez que llegué e hice la fila, se me iluminó la cara de felicidad al escuchar las pruebas de sonido. Comenzaron a escucharse, casi llegando a toda la cuadra, algunos de estos temas.

 

Una vez adentro, me detuve a apreciar el escenario y los instrumentos; hasta que de repente los vi. Entraron, se acomodaron, y saludaron. Los miembros de la banda irradiaban esas vibras ochenteras, que todo grupo musical actual intenta imitar, usualmente con poco éxito. Pero en ellos, se notaba algo distinto: la experiencia, y un profundo amor del público. Público que puedo describir con unas pocas palabras: camperas de cuero y pelo blanco. Estaba casi al fondo, por lo que pasada cierta hora de la noche sólo podía ver melenas plateadas moviéndose al ritmo de la música.

 

Al sonar uno de sus temas más aclamados, “Luna de miel”, comenzaron a volar caramelos dorados por todo el lugar; mientras los músicos reían y tocaban. Luego de esto, el baterista Mario Serra improvisó un solo de batería con el que el público explotó en aplausos y festejos. Estaba él y nadie más; sólo en el centro del escenario, con todas las luces apuntando hacia él, viéndolo. Pero el principal observador, la luz más brillante, fue alguna estrella con la cara de Fede Moura; que vigilaba a sus antiguos compañeros desde algún lugar, quizás no tan alejado.

 

Virus, una banda argentina que despertó (y aún despierta) sensaciones en personas de todo el mundo. La música une, y alguien que lo sabe muy bien es un fan que vino a Rosario desde Perú persiguiendo el sueño de verlos en vivo. Realmente no recuerdo bien su nombre, o siquiera se si lo dijo; pero lo que si puedo recordar es su mano estirada, tocando la de Marcelo Moura, actual vocalista de la banda, quien le agradecía y lo elogiaba.

 

Finalizado el recital, volví a mi casa con la tranquilidad de que el legado Virus sigue presente, por siempre inmortalizado gracias a una generación que tuvo muchos errores; pero la música, nunca fue uno de ellos.

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