La verdad sobre la cumbia psicodélica peruana, los marcianos del Uritorco y su extraña lucha contrra los gnomos de Capilla del Monte, un pueblo de la Pampa de 46 (0 47) habitantes y una luna llena que se le viene encima a un colectivo en Córdoba.
Por Alberto Rezia
Fotos: A.R
(La siguiente información no ha sido debidamente chequeada)
I
En la localidad de Capilla del monte, a espaldas del cerro Uritorco, la parafernalia alienígena brota en cada rincón de la afamada calle peatonal techada. Tiendas de ropas, bares, restaurantes, heladerías y hasta farmacias (¡¿?!) utilizan la fisonomía marciana para decorar sus paredes y vidrieras. Esta tendencia ha relegado a los gnomos, hadas y otras criaturas a un triste segundo plano.
II
En un pueblo perdido de La Pampa, cuya estimada población es de 47 personas, la comunicación vía red telefónica es considerada una carencia no muy crítica. La mejor manera de obtener una buena señal es subirme al poste de luz situado en la intersección de las calles Frondizi y Maradona. Los domingos, los 47 (o 46) habitantes, esperan pacientemente su turno para trepar unos metros y poder hablar con sus familiares de otros pagos.
III
A fines de los 70 la escena musical peruana se vio seriamente afectada por la irrupción al poder del General José Velasco Alvarado. A diferencia de los procesos militares que acechaban en los demás países de continente, la dictadura peruana adoptó un perfil nacionalista de izquierda anti-imperialista. El rock era considerado una expresión burguesa, una penetración de la cultura norteamericana que alienaba a los jóvenes peruanos. Eventualmente las radios nacionales dejaron de transmitir las melodías sucias de bandas excepcionales como Los Saicos (padres del protopunk en habla hispana) o Los Shains (exponentes del surf rock).
Para escaparle a la censura ideológica (enrarecidamente ilustrada con la frustrada llegada de Carlos Santana al país; a quien se lo boicoteó con carteles de “Yankee go home”) una gran camada de músicos de rock se adentró en ritmos más tropicales. Estas circunstancias determinaron el nacimiento de una cumbia particular, de carácter lisérgico y con prolongados tramos instrumentales.
IV
En la noche del 15 de febrero de 1973 el bus de las 05.00 que unía las localidades cordobesas de Chazón y Pascana no llegó a su destino a tiempo. El Chofer y el guarda a cargo debieron emprender un improvisado regreso a su lugar de origen. Ante la demanda de una explicación por parte de la empresa, ambos hombres sostuvieron que “la luna (llena) estaba aumentado considerablemente su tamaño y podía venírseles encima”.
V
A mediados del siglo XIX, en la por entonces incipiente ciudad de Rosario, era factible la posibilidad de hacerse de un permiso para cazar patos en el lago situado frente a la Plaza Sarmiento. La plaga de Anas Bahamensis era una preocupación no menor para las autoridades de dicha locación. La edificación de la Escuela Superior Normal Uno en 1879, por orden del presidente Nicolás Avellaneda, pone fin al asunto y los emplumados deben ser trasladados a la zona del Parque Independencia.