16 de Septiembre de 1976 en la Ciudad de La Plata, Argentina. La Dictadura Cívico-Eclesiástica-Militar desaparece y tortura a diez alumnos menores de edad, que luchaban por el medio boleto estudiantil. Cuatro décadas más tarde, de los diez jóvenes detenidos, siete de ellos siguen desaparecidos.
Ejerciendo uso y abuso de poder, se impuso un modelo económico que presentaba un saqueo para el pueblo, callando por medio de mano dura las voces que se manifestaban ante la realidad impuesta por las fuerzas.
Hoy día ante un Estado que promueve las mismas políticas económicas, a 42 años de la Noche de los Lápices, en la ciudad de Rosario, nos congregamos en la Plaza San Martín para encontrarnos en la memoria y retomar la misma lucha en Defensa de la Educación Pública. Estudiantes organizados e independientes encabezaron el inicio de la marcha acompañados por las Madres de la Plaza 25 de mayo y la organización HIJOS, repudiando también al secuestro y tortura de la docente Corina De Bonis en Moreno. Víctima de una oscura realidad que remonta al pasado pero sucede en el presente.
Con el sol cayendo tras los edificios, se formaron las columnas con banderas y expresiones diversas, exigiendo igualdad de derechos y de oportunidades ante un sistema educativo ajustado en presupuesto. El grito se sostiene desde hace un mes en apoyo a la lucha docente con la toma de distintos establecimientos educativos, secundarios y universidades.
Las voces marchantes unidas en el canto: “Qué pasa qué pasa / que nadie dice nada. /Un facho hijo de yuta está en la rosada”. “ole ole ole ola / a dónde vayan los iremos a buscar” ,“Iglesia basura vos sos la dictadura”.
Estos fueron algunos de los cantos que participaron alentando el avance de miles de personas.
A un costado de la catedral, en el último trayecto de la marcha, nos encontramos con guardapolvos blancos maniatados sobre un paredón, formaciones de soldados al frente y por sus espaldas. Un cura se ocupaba de cubrir la instancia moral, librando de pecados a los estudiantes por sus protestas y bendiciendo a los ejecutantes por su labor con la patria. Apunten, disparen. Palabras que bastaban para desmoronar cuerpos, sin vida y sin identidad.
Con su intervención La Escuela de Teatro Ambrosio Morante nos recuerda por qué gritar fuerte:
¡Nunca Más! 30.000 Compañeros Desaparecidos Presentes Ahora y Siempre.
Texto: Malena Podestá, Javier S Diaz
Fotos: Marina Alonso