Hubo un Choke de Islas en el Club 1518

Dos proyectos que tienen la experimentación como bandera tuvieron su noche en el 1518: Chokenbici y Depto de Islas.

Viernes caluroso en la ciudad de Rosario, hasta se podría decir veraniego si no fuera porque el calendario nos dice que estamos equivocades. Yo elijo creerle a la piel, que a gritos me pide menos capas de ropa sobre ella, o en su defecto, una buena porción de agua en la cual la corporalidad entera pueda sumergirse. Mejor todavía sería una modificación de los valores estéticos y morales que manejamos como sociedad para aceptar de una buena vez las bombuchas cuando es imperiosa su forma de humectar los cuerpos, y entender que los ropajes sólo deberían utilizarse en caso de necesitar abrigo.

Pero no abrí el WordPad la tarde siguiente para ofrecerle a The Weather Channel una alternativa un tanto mas literaria a sus muy organizados comentarios climatológicos sobre hectopascales y porcentajes de humedad, ni para fantasiar con utópicas sociedades más libres, infantiles y nudistas. Me senté para redactar lo que sucedió ese viernes en el Club 1518 (que cuenta con un muy acertado aire acondicionado), donde Chokenbici y Depto de Islas ofrecieron sus presentaciones.

La noche fue abierta por Depto de Islas, conformado en su núcleo por Martín Vacchiano y Tano Rosignoli, y que hace un buen tiempo cuenta con la colaboración de Fermín Sagarduy en este formato mas ambient y electrónico. Antes de hablar de su presentación, me gustaría destacar la libertad artística de este grupo, que trabaja en diferentes formatos, y que es en esa libertad donde encuentra sus mejores dotes compositivos.

Formando esta tríada con Fermín Sagarduy dieron un show en el cual mostraron canciones de los tres artistas, que en esta grupalidad encontraron su forma final, y que así fueron presentadas ante nosotres. Máquinas de ritmos, sintetizadores y loops acompañando a teclado, bajo y guitarra le dan la estructura a canciones que son relatadas desde la emocionalidad y sensibilidad de personas que le dan un espacio fundamental al sentir. Todos estos instrumentos van pasando de mano en mano, como juguetes de niñes en una tarde en que se abre un viejo cajón de cachivaches, lo cual hace evidente esta libertad compositiva de la que les hablo.

Se dieron el lujo de hacer un cover de The Cure, y de invitar a Ani Bookx para darnos un cierre encendido a puro baile. Triga Nigga tomó los controles musicales de la noche para darnos un respiro.

Se tomó aire, y se rehidrató el cuerpo con botellitas recargadas y maltas bien heladas para el segundo round de arte bailable y experimental. Chokenbici se hizo presente en el escenario, con Lautaro Canals en batería electrónica, Colo Mariño en bajo, Mauro Giolitti en teclas y Ani Bookx en loops y voz. Un conjunto que lleva sólo algunos meses tocando y jugando, que se basó en la improvisación desde un principio para encontrar el sonido, y que ha derivado en un buen número de canciones. Músicxs que se conocen mucho entre sí, de proyectos anteriores, y que se los nota felices de encontrarse en esta grupalidad. Una banda que con muy poco preparado, pueden terminar dando un show extenso, pero que a esta altura ya tiene varias canciones bien cocinadas.

Comenzaron de a poco introduciéndonos en el viaje y cuando ya estábamos adentrados, lo invitaron a Brapis, MC de Caliope Family, para que nos regale sus rimas en un tema dedicado a Casa Huayra, el espacio donde muchas bandas están ensayando, construyendo y encontrándose. El show continuó con la gente bailando y tirando algún que otro paso estrafalario, y fueron cayendo temas que ya se agitan por el público, y que se pueden hacer más largos o cortos dependiendo de la situación. Muchas cosas se deciden en el momento, y siempre son decisiones acertadas.

Saltos, rayos láser, subidas y bajadas hasta que se dió por finalizado el show. Las ganas de bailar de la gente quedaron definitivamente en manos de Triga Nigga, de Venado Tuerto, que se va haciendo un lugar en las pistas rosarinas hace rato con sus mixturas de funk y disco con música electrónica.

Hubo un choke de islas en el Club 1518, y nadie quiso llamar a la ambulancia.

 

Texto: Gonzalo Luján

Fotos: Franco Gómez

Compartir

Comentarios