Al bajar el sol ya nos acariciaba en los rostros un viento frío, avisando que la cerveza al aire libre va dejando de ser una opción. Así arribamos a la conocida esquina de Suipacha y Güemes, ansiosos del espectáculo y el agite que siempre acompaña a estas bandas.

Para no arrancar desde muy abajo, Homero y sus Alegres abren la noche con Manuel Santillán, el León y la gente explota en los estribillos, levanta los brazos y baila. Empieza el baile y no va a parar. Continúan con su hit Sacate a bailar solx y ya no hay vuelta atrás, los vasos llenos de cerveza derraman, entre tanto movimiento, caricias que caen al suelo o a algunas zapatillas. Con una lista cargada de covers como Luna de miel o Quien se ha tomado todo el vino, nos hacen pasean por canciones de cualquier género volcadas a su cancha: la cumbia. Pero todo debe terminar, y así lo hacen entre aplausos y gritos pidiendo otro tema más.

Para cuando comienza la gente de Dancing Mood, ya están todos los vasos cargados y los cuerpos expectantes. Con los primeros acordes ya se desata una tormenta en el lugar, un oleaje que avanzaba hacia el escenario y retrocedía, una marea que no iba a detenerse hasta que le cedieran el mando al dj que continuaría a la banda.  Las rondas de solos mostraron que cada uno de la banda la descose, fueron pasando por todo su repertorio de ska, reggae, R&B y hasta swing. Sin detener la catarata de música bajo la dirección de Hugo Lobo, van haciéndose círculos entre la gente que luego se desarman, un desorden organizado por la Dancing. Para las tres menos diez bajaron del escenario sin un bis, desoyendo al público que todavía quería más. Así toma el control DJ Lauphan para que la gente no se quedara quieta.

               Crónica: Cabezón Nº 27

Fotos: Marcelo Cuña