Sin dudas, cuando Netflix se hizo de los derechos de esta película, lejos estuvo de tener en mente la coyuntura que habría cuando la estrenara en su plataforma. La película, que es la primera del director vasco Galder Gaztelu-Urrutia, tuvo una importante repercusión en los festivales en los que se presentó (entre ellos, en el de Toronto, el año pasado), por esto era una destacable apuesta que sin duda tendría sus réditos. En la actualidad, cuando todos y todas estamos recluidos cumpliendo con la cuarentena que ha dispuesto la autoridad gubernamental, esta película sobre una prisión en forma de torre tiene un sentido distinto.

   En un mundo distópico, Goreng despierta dentro de cuatro paredes sin la luz del sol y delante de suyo un longevo hombre. Los separa un interminable hoyo. En realidad, esas cuatro paredes es un nivel y, hacía arriba, como hacia abajo, hay otros niveles con un par de personas en cada uno. Por ese hoyo, pasa una plataforma repleta de comida. El meollo de la cuestión es cuánta comida les van dejando los de arriba a los de abajo...Y otro dato: el de arriba, un día puede despertar abajo.  

   Visceral y violenta, la historia de Gaztelu-Urrutia expone el ventajismo de las personas, en lo fácil con que nos defecamos (literalmente hablando) en los demás, principalmente en los de abajo ya que, por la física misma, no podríamos defecar para arriba. En maltratar al que está en una condición inferior, aunque un día vos puedas estar en esa situación; revanchismo.  Una suerte de lumpenaje al extremo, aunque alguna a veces la realidad supere la ficción.  

  Hay unos efectos especiales super creíbles (que no envidiarían a Hollywood), acompañado de unas actuaciones muy buenas y con un buen guion que, aunque con algunos desenlaces previsibles y lugares comunes, te atrapará y perturbará. Nota: 3½/5 (Buena)

Ficha técnica:

Título: El Hoyo

Dirección: Galder Gaztelu-Urrutia

Duración: 94 min.

Elenco: Ivan Massagué, Zorion Egileor, Antonia San Juan.

Nota: 3½/5 (Buena)