Sobre el Diluir o fundirse en el movimiento danzado

El ciclo de teatro-danza Cuerpos Presentes sigue su curso en el CEC. Así pasó la obra Sobre el diluir, que invitó a celebrar y zambullirse en un paisaje bailado.

El día jueves había estado lluvioso y podía desalentar cualquier salida pero la danza desafía al quedate en casa y convocó al público local a una fiesta de danza, color y movimiento. Mientras esperaba en el ingreso del CEC a que se me desempañaran los lentes, por la conjunción de lluvia, aire pesado y barbijo,  me topo con una docente del profesorado de danza que tuve. Charlamos de la posible vuelta a la presencialidad de las clases en el Instituto Isabel Taboga pero hasta que eso ocurriera les comentaba a sus alumnos de las obras de la ciudad y esperaba verlos por primera vez en estos ambientes. Es ahí cuando se escucha un tímido saludo por parte de unas chicas que se presentan y así la magia del encuentro entre docente y alumnas ocurre por primera vez fuera del Google Meet, no en un salón de clase sino en medio de un galpón frente al río. La vida misma en la pandemia.

Las dejo tranquilas para que se pongan al día cara a cara, barbijo de por medio e ingreso a la sala todavía sin espectadores, en la que se preparaban las bailarinas para salir prontamente a escena. Estiraban sus cuerpos, saltaban, corrían, se movían y una se escondía en una mata de papelitos metalizados. Luego con el público ya presente, esta intérprete va a irrumpir desde los mismos con su respiración  para desparramar los papelitos por todo el suelo y compartir todas ese mismo colchón donde sucedería la obra. A su vez el espacio se va a alimentar más y más de la lluvia de papelitos que cada una de las bailarinas reparte con sus movimientos y descubre de las mangas de sus vestuarios. 

Así se reúnen en dúos, solos, en grupo las cuatro juntas que bailan y se contagian las ganas de bailar. Lucen sus destrezas de giros, acrobacias, saltos, danzas urbanas que marcan el bagaje personal y artístico de cada una de las intérpretes. Lo que comparten es un gesto de tomarse el cabello tirante y luego dejarlo caer para fundirse nuevamente en toda la escena que se sucede con las compañeras.

Esto lo hacen al son de una serie de músicas que van alimentando las escenas y estimulando la danza, con una pieza que se reitera y vuelve como un ritual ese momento danzado. El sonido es disparado por la misma directora que es parte y testigo de lo que ocurre en el espacio escénico.  Este ritual se termina de materializar hacia el final en una versión contemporánea de un dabke, danza popular libanesa y de medio Oriente. En semicírculo bailan todas, saltan y se arengan mutuamente hasta salir de escena y escuchar tras bambalinas los aplausos del público. 

Los niños parte del público no pueden evitarlo y van hacia el tapete cubierto de papelitos y se lanzan hacia los mismos y construyen sus propias trayectorias de movimientos y saltos. La danza está ahí, sólo basta zambullirse y diluirse para ser parte de ella. 


Ficha técnica
Bailarinas: Cecilia Colombero, Camila Franchini, Malén Gil, Helena Vittar 
Música: DJ Puka, Julieta Almirón
Dirección general: Julieta Almirón 
Diseño gráfico y coproducción de imagen: Lis Mondaini 
Diseño y Confección de vestuario: Lorena Fenoglio 
Redes, fotografía y video: Joaquin Martínez y Andrés Mainardi 
Diseño de iluminación: Ignacio Almeyda
Maquillaje: Ignacio Campos


Texto: María Victoria López - Tengo Danza
Fotos: Sofía Coloccini

Compartir

Comentarios