Peces Raros desembarcaron en el CC Güemes

Nadando desde las aguas de La Plata, Provincia de Buenos Aires, en un camino subacuatico corriente arriba, luego de tres meses de espera, escuchamos Peces Raros en las orillas del Río Paraná.

Se había terminado mi turno cuidando al Planeta Cabezón. Viernes por la noche, con esa particular energía de que aunque estés reventade de toda la semana laboral, podes igual, ¿Por qué? - Porque viernes pipu y además, tocaba Peces Raros. 

Para comenzar a despejar la X de la ecuación, nos tomamos una cervecita con Ema en HUM (sala de ensayos), le comenté que estaba solo para ir al show, que había escuchado algo de Peces gracias a los algoritmos que acompañan mis playlists, pero que tampoco la había curtido al máximo. Charlamos sobre el ahora quinteto de la plata, coincidimos en que era una banda bastante particular, de esas que bueno, le llaman la atención a tus oídos, porque para serles sincero, no creo haber escuchado algo similar, que haya germinado en nuestra Argentina. 

Un ratito antes de zarpar para Centro Cultural  Guemes (CCG), pecera acústica donde se desarrollará la velada, me cruce con dos almas en la noche que nadaban hacia el show. Cosmo y Wanda, unas hadas mágicas, con las que compartimos mesa, charlas, anécdotas y vinos. Y esto es lo que más extrañaba de los recitales, su gente, su mística, lo no predecible, la palabra, el movimiento, la experiencia en vivo. 

A sala llena, Peces Raros, la rompió toda. Así de corta la bocha. Mamita querida, que pedazo de set en vivo que tienen les pipus. Entre ese debate de si es o no, no quedan más dudas de que es casi un set de música electrónica, de no ser porque ves a cinco personas sobre el escenario tocando sintetizadores, samples, pedales, teclados, guitarras, bajo y batería. Metieron un recorrido sonoro que paso por gran parte de su discografía, recuperando canciones de sus discos: “No Gracias” (2014), “Parte de un mal sueño” (2016), Anestesia (2018) y algún que otro souvenir más de esos que te llevas si vas a la fiestita. 

El único momento en que el que frenaron fue para despedirse. Una banda del indie Platense, cuna de artistas asombrosos, con formación en las columnas vertebrales del rock, en búsqueda de nuevos sonidos, en esa fina mixtura entre acordes de guitarras y melodias electrónicas. Sus voces, suaves, llegan por detrás de un alud de bajos picantes, que te sacuden el pecho y te ponen a bailar. Aunque en Rosario, no se puede bailar, y eso la baja muchisimo, la experiencia claramente no es la misma, menos en bandas como estas, así que nos enroscamos en las sillas. 

Peces Raros es una banda que se lo toma enserio, lejos de parecer unos reventados por el rock o el punchi cachi, parecen fortalecidos por ellos. Creo que nos abrieron un portal, nos mostraron que es un camino posible, el tan discutido ensambles de géneros musicales en nuestro país, Peces dijo Fuck off y tomaron el camino del salmón.


Texto: Blackremozo
Foto: Giulia Antonelli

Compartir

Comentarios