Con casi 20 años de trayectoria y un público que los vuelve a elegir una y otra vez, El Mató vuelve a Rosario y Planeta Cabezón tomó unos mates virtuales con el líder de la banda.
Santiago desde un Ph en un pasillo de Buenos Aires, con poca señal pero conexión a wifi. Quien escribe desde el macrocentro rosarino, con mate en mano y la alegría de saber que en breve el teléfono marcarán las 11 am, horario pactado para charlar un rato con motorizado.
En la playlist de la mañana suenan dos temas de la banda que pueden significar mucho para quienes la escuchan una y otra vez. Que puede adaptarse a realidades diferentes y personales. Que cada oyente puede hacerlas propias. “Vienen bajando” y “Yoni B”. La casualidad de que suenen ahora es entonces el puntapié de la conversación con Santiago.
“La música y las canciones siguen siendo puente o lugar o espacio de denuncia, de resistencia, de amor, de comunicar algo que vaya más allá de las cuestiones artísticas. Sin embargo no es una obligación de las canciones. Cada uno, cada escucha buscará dónde encontrar cosas que lo interpele”, comienza.
Pero hay más porque una pregunta generó muchas otras: “cuánto se escucha en la actualidad, qué dinámica tiene la música con respecto a ese lugar de resistencia comparándolo con otras épocas o si nos fuimos separando de eso”. Santiago también hizo un análisis breve de la actualidad con respecto a esto.
“Vivimos en un mundo cada vez más superficial, un poco fomentado por las redes sociales, por la virtualidad. Un espacio para mostrar lo que no somos, o no, un plano que no es el de la realidad. Eso lleva a nuevas formas de relacionarnos y de escuchar la música y el arte. Hay que ver qué está pasando y si hay alguien que esté recibiendo eso”, aseguró.
El mató un policía motorizado se fundó en 2003. Es una banda de indie rock nacida en La Plata que revolucionó la escena local. En poco tiempo pasaron de ser un grupo de amigos que ensayaban a instalarse de lleno dentro de la música. ¿Se lo imaginaban?
“No mucho, solo queríamos formar una banda y hacer canciones. Pasar un rato con amigos y vivir todo lo que sucede alrededor de un proyecto artístico. Y es lo que seguimos haciendo aún hoy después de mucho tiempo. Pero sucedieron cosas”, dice. Y vaya cosas sucedieron. Cuatro álbumes, giras por distintos países, musicalizaron proyectos televisivos como Okupa dónde se desafiaron rítmicamente saliendo de su zona de confort.
“Fue mucho más de lo que alguna vez soñamos. Es impresionante haber vivido esta aventura y que siga sucediendo la conexión con la gente, eso de que haya cada vez más del otro lado siguiéndonos y conectando es como un milagro”, larga Santi un poco sorprendido de sí mismo.
Pero qué es El Mató. “Estamos en un lugar raro. Somos una banda que tiene muchos años pero desde un lugar diferente, alternativo. Así nacimos, queriendo expandir todo un lugar que sentíamos en su momento estaba vacío. Pero crecimos y fuimos más allá. Y para ese público fuimos nuevos, pero ¿Quién define lo nuevo? No se sabe. La realidad palpable es que no somos nuevos, sin embargo el último disco abrió un espacio para otro lado y nos empiezan a registrar desde ahí. No sé si es mejor o peor, pero sucede”.
Entrando en confianza dice que disfruta no encajar. “Me gusta que no sea fácil encasillarnos. No somos parte de la cultura del rock nacional tradicional, y a la vez dentro del circuito independiente tampoco encajamos del todo. Me divierte eso”.
Santiago da a entender que dentro de la banda nada está planeado, que las cosas salen, se van viendo, cambian, pero siguen ahí. Entre lo que pasó y lo que viene, lo que permanece y se sostiene. En conjunto componen, eligen los nombres de las canciones y los álbumes, y colectivamente resisten en la autogestión porque “les da libertad”.
El Mató un Policía Motorizado no es una banda más. La mirada sensible de sus integrantes llega a la gente mediante las canciones que suelen ser poesías que terminan golpeando fuerte dentro de quien las escucha y este viernes 12 de marzo vuelven a Rosario para hacernos viajar entre recuerdos, nuevas versiones y un tono nostálgico de amor que gusta mucho. La capacidad que tiene la banda para impactar dentro de quien la escucha no es azar.
La cita es a las 21 en el Hipódromo de la ciudad.
Entrevista: Ludmila López