La magia de Bándalos Chinos en el teatro

Bándalos Chinos llegó a Rosario por primera vez en el año para presentar El Big Blue en el Teatro Broadway.

A cuatro meses del lanzamiento de su último álbum de estudio, El Big Blue, llegó la noche en la que Bándalos Chinos retornaba a la ciudad de Rosario. La cita era especial, porque esta vez, sería un show distinto. El condimento especial fue el espacio, y hablamos del Teatro Broadway, con todas sus particularidades.

Pasadas las 21.30 estaban ingresando las últimas personas, formando filas sobre calle San Lorenzo, y en ese momento comenzaron a sonar los primeros acordes de Mi Fiesta. Entramos y nos fuimos acomodando cuando el telón ya estaba arriba, y era la fiesta de esta banda la que nos invitaba. El inicio del show fue un saludo de lo que es El Big Blue, este último álbum, que cada vez que lo volvés a escuchar, te gusta un poco más. De un tirón también sonó Una Propuesta, y otros temas del disco. Para el segundo tema, todo el público ya se había parado, y ya no volvería a sentarse en sus butacas.

Luego llegó el momento de tocar algunas canciones de BACH, ese álbum que los subió definitivamente al estrellato, y así sonaron Super V, El Club de la Montaña, y otros hits de la banda como Departamento y Paranoia Pop. Por supuesto que también en el repertorio de esta noche, hubo espacio para más temas de El Big Blue, como Cállame, La Final y No, no no.

No exagero si te digo que Bandalos Chinos es de las mejores bandas que he visto en vivo. Sus presentaciones son completamente certeras, perfectas. Las líneas de bajo, los punteos estridentes de guitarra, los coros suaves y precisos, los cortes percutivos, el saxo ochentoso desenfrenado, y la presencia invaluable de Goyo Degano, un frontman excepcional, que se mueve en cada centímetro del escenario como si fuera su casa, que maneja el tiempo de la canción de una manera perfecta, yendo desde el micrófono al encuentro con cada uno de los músicos y de ahí de vuelta al escenario, entre bailes y mimos al público.

Momento emotivo, con linternas y encendedores encendidos, y el inicio casi a capella de Demasiado, ese tema que es letal si andás medio mal parado emocionalmente. El canto de la gente es unánime, y nunca tuvo tanto sentido pasarle el micrófono figurativamente al público.

La sobrecarga energética llegó cerca del final, cuando sonaron los clásicos anteriores al estrellato, Isla y Dije Tu Nombre, para que luego vengan mixturados el hitazo Vámonos de Viaje, y El Temblor, con su lluvia de felicidad. Goyo salió a recorrer los pasillos del teatro, mientras los instrumentistas se repartían solos y riffs. Y se van, casi sin saludar, en el típico respiro antes del primer bis, cuando todos sabemos que nadie se va realmente.

Vuelve la banda con otra de las viejitas, Nunca Estuve Acá, para despedirse con un instante lisérgico haciendo sonar Tu Órbita, una de las joyas de BACH, que se presta para mostrar en vivo todo el groove de la banda, ese que sólo puede verse en los recitales, con solos alucinantes, y un viaje que te incita a poner el cuerpo para que la canción haga los suyo.

Hubo tiempo para un bis más, y eso pareció bastante auténtico, porque el saludo anterior había sido bastante real, y lo que vino no pareció tan ensayado. Fue un cariño, Que Lindo es Acordarme de Vos, para bajar un poco de la efusividad y retirarse amorosamente del establecimiento. Y ahora sí, el telón bajó definitivamente.

No caben dudas de que Bándalos Chinos es una de las grandes bandas de esta época. Consagradísima después de haber sacado un disco como BACH que dejó la vara muy alta, continuó siendo usina imparable de música y sacó dos álbumes de muchísimo nivel. El Big Blue es el ejemplo claro de que esta banda se mantiene firme en lo alto, clave para una generación. El pop, lo melódico y el rock se unen en sus canciones, y lo hacen tan bien.

Una gira grande los llevará a recorrer el continente latinoamericano: Uruguay, Perú, Chile y México se vislumbran en el horizonte de la banda. Pero antes de subirse al avión, le hicieron este regalo al fiel público rosarino, la posibilidad de verlos en el teatro, y un recuerdo para no olvidar.


Texto: Gonzulu
Foto: Giulia Antonelli

Compartir

Comentarios