Este viernes 24 de mayo, Guasones volvió a sonar en La Sala de Las Artes con las localidades agotadas, mucha adrenalina e historias íntimas.
Cerrando la semana con los fríos más arrasadores, quién les escribe, tomó la terca decisión de pedalear hasta “la Sala”. Atada la bici, las manos congeladas apenas pudieron enrolar un cigarro al ingreso.
¿Me convidas fuego hermano? – le mangueo a un compañero de pucho que andaba en la veredita vallada. Se conversó con un humo blanco saliendo de las bocas, sobre las últimas visitas de Guasones a Rosario, los distintos lugares y la masividad en sus convocatorias.
Luego de despedirme con un “nos vemos adentro”, me entró la duda de si necesitaba fuego para un cigarro o para incendiarme. Lo cierto, es que a minutos de dar la última seca, comenzó el rock de mi vida a prender los primeros fueguitos en el corazón del público, recordando lo difícil que se puso vivir con “Me Muero” y jugando con “Buscando un símbolo de paz” como nos tienen acostumbrados desde hace ya casi un par de décadas. Considerando los años, es pertinente marcar que Guasones ya carga con más de 30 años de rock en su ruta, con propuestas e influencias que traen del blues, folk, country y el rock&roll, vertiginosos e irreverentes, con el ojo crítico, la pluma entre dientes y cuchillo en la mano, han logrado hacer hogar en cuanto escenario pisaron. Contando a lo largo del camino con participaciones de diversos artistas como Black Amaya, Coti Sorokin, Jimmy Rip, Emiliano Brancciari entre muchos otros.
No tuve acceso a valla y no cabía un alma más adentro, así que mis capturas un tanto rebuscadas, movidas por los empujones, pero con la intención puesta en retratar el diálogo entre el público y nuestros artistas, recorren distintos puntos del lugar. Paréntesis necesario para el tema de la exposición de nuestras herramientas de trabajo en estos ambientes que ya se torna recurrente desde hace varios años, y se pierde el foco, de que estamos laburando, de que un golpe o un tropiezo nos puede arruinar la noche y el año. Entonces pedir el acceso al vallado no es un capricho, aunque así lo quieran creer.
Pasaron en breve “El Huracán”, “Hombre de La Plata”, “Juancito” (un viento fuerte está soplando), “Shaila Show”, “Nada que ganar”, “Me estás tratando mal” y “My Love”. En este primer surtido, recorrimos sus primeros discos, como nos tienen mal acostumbrados. No se tardó, en el primer respiro de Facu Soto (cantante), en escucharse los cantos de la gente en contra de milei y su gobierno ajustador y violento pensado para el beneficio de un puñado de pocos.
El pogo se volvió a rearmar con “100 años” y “Desiree II”, en la planta alta los saltos y el agite también se hacían presentes. Entre temas, Facu mojaba paladar con una copita de vino tinto mientras intercambiaba miradas y sonrisas con el público.
Con 9 discos de estudio, y 3 vivos, siempre la manija es tremenda, no hay lista posible con todo el material adentro, además dentro de sus seguidores, hay oídos que tienden a apreciar los acústicos y las baladas, (que dicho por el propio Facu, son los temas que más salen y menos cuestan) y otro segmento de quienes los seguimos desde hace décadas, somos más hinchas pelotas, pretendemos rocanrol y adrenalina sin parar en las noches infinitas que nos traen estos “pibes”. En medio de todo el repertorio posible, entramos en razón de que también estamos grandes para meter agite durante hora y media sin parar, así que la balada es el descanso de nuestros cuerpos adultos. De edades no voy a hablar, pero si dejar asentado que las generaciones que escuchan a Guasones también se van renovando, lo cuál posiciona a esta madura banda en un lugar de constante movimiento, en un lugar de un reposicionamiento a la hora de hablar de quienes aún tocan rock.
“Tengo que cambiar el agua por el vino” – comentaba Facu entre risas con Starky (baterista) y Maxi Timczyszyn (1° guitarra).
Con Maxi posicionado al costado izquierdo del escenario, delante de Starky, se asomaba del lado derecho, cerca de la consola, Yamil Salvador en teclados, junto a Diego Reinholz en bajo, y al frente cerrando la formación Matías Sorokin en la 2° guitarra.
En el correr de la velada, se siguieron recorriendo los discos “Esclavo”, “Parque de Depresiones”, “Locales Calientes”, “Hasta el Final”, “El Huracán, Vol.9” y “Toro Rojo”, este último de gran referencia por ser un disco que llevó a Guasones a la masividad y el próximo año estaría cumpliendo 20 años de su debut. La Lista cerró con “Amaneciendo”, “Espejo Roto”, “Reyes de la noche”, el siempre rabioso “Gracias”, y “Dame”.
La noche volvería sobre nuestro andar, a recordarnos de manera hostil el frío helado, y en mi caso, despertaría al otro día con un cantado resfriado.
Texto y Fotos: Luciano Scotta.