La Rosario Smowing presentó su espectáculo “15 años: Los clásicos” antes de su 4ta gira por Europa.
Con motivo de los 15 años cumplidos como banda, la orquesta de la Rosario Smowing nos convocó el
pasado sábado, 6 de junio, para festejarlos como se debe. Tras un considerable tiempo sin un recital en
su ciudad natal, citaron a todos sus fieles para las 21 horas en Salta 3519. En esta dirección se encuentra
el Teatro Vorterix al que, según nuestro capitán Casanova, para ser teatro le faltan sillas. La promesa fue
que arrancarían a tocar a las 00hs, sin embargo una fila de más de 100mts pedía los esperen.
Veinticuatro minutos después de las 12 se cortó la música y arrancó el bullicio. Subió la banda en un
escenario a oscuras entre los aplausos y gritos del público. Se encendieron las luces, la gente, los
músicos. Comenzaron a tocar. La fiesta fue general, tanto arriba como abajo del escenario se transformó
esa energía, que un momento atrás era potencial, en movimiento, en baile. Los músicos que integran la
orquesta no sólo tocaron de manera espléndida, sino que lo hicieron entre saltos, giros y desplazándose
por todo el escenario. Haciendo honor a la bandera con la que se nos convocó, la banda desplegó sus
temas con una sonrisa clavada en la cara y los pies en el aire. Con una lista llena de swing, mambo, jazz y
ska, esta banda consigue que hasta las estatuas se arremanguen el vestido y se pongan a bailar. A
medida que pasaban canciones como Un mecenas y un traidor, El diablo y La taberna vaska se iba
conformando un ambiente que no dejaba lugar a lo estático, ni para la gente que esperaba su Quilmes a
60p en la barra. Así también Diego Casanova nos iba contando, entre tema y tema, un poco de la
historia de la banda, lo que planeaban a futuro, críticas a la realidad diaria y a las próximas elecciones.
Pero me voy a detener en lo que planeaban a futuro, ya que por un momento nos rompió el corazón.
Nuestro capitán nos confesó que la próxima gira europea iba a ser motivo de la presentación de su
cuarto disco ya grabado. Y está bien, los vimos crecer desde chiquitos (nosotros éramos los chiquitos) y
es hora de soltarles la mano para que vuelen alto por todo el mundo, como se lo merecen. Así que tras
esta gira van a volver a presentarnos este disco que ya se llevan en la valija y aquí estaremos nosotros,
esperándolos en Octubre si cumplen lo prometido. Pero esto no terminó acá. Sino que nos secaron el
lagrimón desafiando a productores y dándonos a conocer una canción de este 4to disco. Tras una
extensa lista que transitó por sus tres discos cerraron el show a las 2 en punto, a lo que el público les
respondió que no les bastaba, que faltaban temas. Así fue como volvieron en forma de trío, con un
teclado, un bajo y una batería, a los que se le fueron sumando de a uno el resto de los músicos. Cuando
estuvieron todos sonó Diez mil berretine tomando la punta de una seguidilla de tres temas con los que la
banda se despidió.
Sin cambiarse la remera el bajista de la banda se transformó en DJ KBsounds haciéndose cargo de la
música desde la cabina. Tras unos minutos para recargar el vaso o respirar aire fresco afuera, la gente se
apropió de esa música para hacerla baile. Y así continuó la noche hasta donde nos dejaron.
Cabezón Nº 27