Marilina con orquesta nueva

En un formato íntimo, el Lavardén se llenó de emociones al ver a la artista presentando su material solista.

     Por Tomás Faranna

     “Set eléctrico” rezaba el afiche en la puerta del teatro Plataforma Lavardén con una foto de fondo de una chica con rulos y mirada penetrante. Una atmósfera de intimidad fue el pulmotor de una jornada que no paró de impresionar a los espectadores que gradualmente se iban haciendo amigos de esta chica risueña que entre tema y tema iba despilfarrando humildad y un carisma inusual para una banda de rock. La chica, Marilina Bertoldi.

     Connor Questa es, seguramente, una de las piezas fundamentales del rompecabezas de la vida de Marilina. Por desgracias, para nosotros, esta banda hizo un paso al costado y cada integrante tomó distintos caminos. El de esa noche es uno de los que caminó Bertoldi, junto con el “Set solo” presentado en Rosario meses atrás. Ambos formatos abarcan temas de su autoría reflejados en sus dos producciones: “El peso del aire suspirado” (2012) y “La presencia de las personas que se van” (2014).

     El primer trabajo discográfico de 2012 deja entrever un artista que se va conociendo a sí mismo, con letras introspectivas que se zambullen en la línea melódica de la voz con el riel de la guitarra rasgueando, casi soltando, acordes. El segundo material nos acerca al artista maduro, recordemos que el año anterior Connor Questa da a luz a un disco ejemplar y explotado al máximo (“Fuego al Universo”). Guitarras densas, una sólida base de batería y bajo, sumados a los arreglos de sintetizadores y teclados son los nuevos ingredientes que hacen que Bertoldi ya no esté sola.

     Gustavo Cerati, Radiohead, Jeff Buckley, son algunos de los artistas a los que Marilina Bertoldi sigue en su fan page de Facebook. Entre otros menos conocidos, pero no menos sorprendentes, figuran Fiona Apple, Matt Corby y Tune Yards. Estos gustos son una buena base para explicar qué pasa por la mente de esta artista.

     Luciano Farelli en guitarras, Edu Giardina en batería y Daiana Azar en bajo y teclados, es la orquesta que le da nombre al show. Esta pata fundamental es la que resalta las texturas del show, sensaciones de vértigo que se funden con la maleabilidad de la voz de Marilina en su mar de sensaciones que canta y calla, con falsete o sin, pero que siempre transmite de forma eficaz.

     El “Set solo” vuelve a aparecer mediando entre el principio y el final. La cantante hace uso y un hermoso abuso de sus cuerdas vocales reencarnando distintas voces femeninas con la excusa de un cover. Ambas versiones demuestran íntegramente el potencial de una artista que siempre tiene un as bajo la manga. Así pasaban “Feeling Good” de Nina Simone donde Marilina da una clase magistral de cómo usar una loopera y, luego, el clásico de Massive Attack ,“Teardrop”. A esto se le suman temas de su primer disco como “Separar” y “Entendí”.

     La lista de temas se completa con el segundo material discográfico que aúna una variedad de recursos innovadores con nubes de voces sintetizadas, arreglos de teclados, guitarras que forman muros de sonido como los de My Bloody Valentine o por momentos los Pixies. El juego de sensaciones entre la letra, los recursos vocales de Marilina y la profundidad sonora de la banda es la receta justa para que esa noche todo el público se convierta en amigo de Marilina, casi sin conocerla.

Fotos: Renzo Leonard

El albùm completo acá 

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