Una previa en el anfi

Nos pasamos el verano yendo a recitales y te brindamos un refrescante pantallazo de todo ello. En esta ocasión recordamos la fiesta de Cool Confusion, Los Cohibas, Avisale a Coso y Los Cocineros en el marco del ciclo "La ruta del rock" el 8 de febrero del 2014. Por Cabezón nro. 27

*Imagen ilustrativa: Cool Confusion

A pesar de que no permiten el ingreso con bebidas alcohólicas al anfiteatro Humberto de Nito, la previa de viernes fue en ese lugar. Es que desde alrededor de las diez de la noche, y de la mano de Diego Casanova como maestro de ceremonias, comenzó tocando “Avisale a coso”. Entonces se pudo ver a la juventud terminando apurada la cerveza o el vino antes de entrar y a los conocedores del lugar sacando el almohadoncito de la mochila. Esta banda entrerriana salió al escenario con un anfiteatro casi vacío, pero con la propuesta de mover al público, logró ir llenándolo de a poco.

Quienes los continuaron fueron Los Cohibas, banda numerosa que vino desde Santa Fe. Con un despliegue de funk que hizo levantar a los más inquietos, mostraron el compromiso que tienen con su trabajo, lo limpio de su sonido y el groove que manejan. Para el momento en que interpretaron “I shot the sheriff”, ya no había persona que no estuviera marcando el pulso con el pie. Por lo que el ambiente que dejaron cuando bajaron del escenario era más que propicio para la banda que los continuó: Los Cocineros.

Esta formación de Córdoba trajo todo el ritmo que hacía falta para levantar a quienes estaban dudándolo. Para cuando llegaron al tercer tema, tenían un buen número de gente bailando en la parte más baja del anfiteatro, y quienes prefirieron quedarse sentados estaban sacudiendo los hombros para todos lados. Entre ritmos de cumbia, cuarteto y hasta algo de swing  y rock la gente disfrutó de un espectáculo donde lo mínimo que podía hacer era acompañar con palmas.

Finalmente, presentados cual boxeador local, tomaron su parte de la noche la gente de la Cool Confusion. Esta banda más que conocida por los rosarinos subió ocupando todo el escenario y toda la atención de los espectadores. Aquellos que se habían sentado esperando que se acomodara la banda, volvió a pararse para recibirlos y sacudirse con los ritmos de ska, funk, reggae y rock. La forma en que el grupo acopla todos sus vientos con el resto de los instrumentos demuestra a los más escépticos del género que el ska no tiene por qué ser monótono, sino que puede mantenerlo a uno bailando toda una lista con las rodillas bien arriba. Cerraron la noche con el anfiteatro prácticamente lleno y dejando una sonrisa a la gente asistió, sonrisa que duró hasta que hubo que caminar cansados hacia el centro.

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