Sobre Colombia y su votación histórica del 2 de octubre: #plebiscitoSIoQUE
Ya parece que los colombianos estuviéramos bromeando cuando decimos: hoy es un día histórico para Colombia. Este año hemos tenido varios. Tres y faltan dos más, cuando menos. Ya la gente acá en Argentina nos dice como “¿otra vez?”, y sí, otra vez. Esta joda no se acaba de un día pa otro.
Desde el 26 de agosto del 2012 el Gobierno de Juan Manuel Santos y la guerrilla más antigua del mundo, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) iniciaron un proceso de diálogos de paz para darle solución política al conflicto más largo del continente y el segundo más largo del mundo (el primero es, ni más ni menos, el conflicto palestino-israelí).
A uno le sorprendió la decisión de Santos, puesto que recién en el 2010 acababa de asumir el ex ministro de guerra del presidente más recalcitrante y anti-FARC de la historia de Colombia, el ultraderechista Álvaro Uribe Vélez, el ministro que ordenó bombardear a Alfonso Cano –Comandante en Jefe de la guerrilla- cuando ya lo podía simplemente capturar y en completo estado de indefensión.
Durante el mandato de Uribe –la larga noche de los ocho años- que comenzó en el 2002 y terminó en el 2010, el discurso y el accionar del Estado se enmarcó en lo que él eufemísticamente llamó Seguridad Democrática, que significó una política feroz basada en el exterminio y persecución de la oposición política, a quienes llamaba terroristas de civil.
Para decirlo sencillo y que se entienda: un espacio como Radio Planeta Cabezón, en aquel entonces, sería visto en la Colombia de Uribe como un nido peligroso de terroristas y ya nos hubieran amedrentado de alguna u otra forma: nos hubieran hecho seguimientos, intervenido las comunicaciones, veríamos extraños personajes vigilantes en la tradicional esquina de Mendoza y Corrientes, en fin.
Pero más allá de eso, miles de campesinos y campesinas, indígenas, negritudes, líderes y lideresas sociales, defensores y defensoras de Derechos Humanos, estudiantes, sindicalistas y militantes de partidos y movimientos de izquierda fuimos perseguidos en esos ocho años como nunca antes. Salir a una marcha era, literalmente, salir a una guerra.
Muchos de nuestros compañeros y compañeras, parceros, parceras fueron encarcelados y otros más fueron asesinados por fuerzas del Estado, por fuerzas paramilitares y por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (ESMAD, algo parecido a la Gendarmería o a los Carabineros chilenos, pero créanlo: mucho más jodidos), que era el componente de la Policía para enfrentar las marchas y movilizaciones y que pronto adquirió el mote de Escuadrón de la Muerte.
El nuevo Plan Cóndor
Pero los planes del Imperio iban más allá de la extrañeza que le causara a uno que Santos ahora iniciara un Proceso de Paz. Los ocho años de Uribe eran tan sólo el preludio de la instalación de un nuevo modelo económico para el país, en medio de un reacomodamiento geopolítico global, con la emergencia de potencias que le hacían contrapeso a EEUU-Unión Europea, como China, Rusia, Irán o la India y el surgimiento de lo que los yanquis llamaron la Marea Rosa latinoamericana (de Chávez en adelante), Colombia jugaba –y juega- un papel determinante: debía ser la plataforma de contención del poderío norteamericano en el continente bajo un modelo de extractivismo (minería, petróleo, agua), megaproyectos agroindustriales y commodities. Para eso se necesitaban tres pasos:
Para esto último, con el campo ya listo para la inversión extranjera, sólo quedaban dos cosas: i) legalizar el despojo (para lo que se llevó a cabo la promulgación en 2011 de una Ley de Víctimas y restitución de tierras) y ii) el desarme de las guerrillas (FARC-EP y ELN) que se encontraban en los territorios donde el subsuelo es el postre más deseado por el capital mundial. Además, sin guerrillas y sin conflicto armado, la inversión extranjera –dentro del plan geopolítico- se haría más viable y expedita.
Ahí todo cobraba sentido. Uribe fue idiota útil y Santos es un ejecutor de los planes del bloque EE.UU – Unión Europea. El proceso de paz en Colombia tiene ese sentido para ellos y para la servil oligarquía colombiana. Pero este pueblo no se cansa de luchar. Con el Sí buscaremos equilibrar las fuerzas e impedir el avance neoliberal en la región, que ya con Macri y Temer está haciendo temblar a los pueblos.
Qué se negocio y ahora qué
El Gobierno se sentó en La Habana a discutir 6 puntos con la insurgencia armada. Seis puntos que cuando uno los lee se sorprende que sean estos los causantes de una guerra de 52 años:
Esto parece simple, pero la complejidad de vivir 52 años en guerra nos ha permeado como cultura en la convivencia, en el temor de salir a la calle, en el espeso ardor de convivir con bombas que caen del cielo por Águilas Negras traídas desde Israel y EE.UU (helicópteros Blackhawk), con la posibilidad de una toma guerrillera al pueblo donde uno vive. Son muchas las heridas por sanar y mucho el tiempo que se requiere.
Pero en estos cuatro años de conversaciones en La Habana, los movimientos sociales y la ciudadanía que no se encuentra “organizada” políticamente, se ha dado cuenta de lo importante que sería para el país acabar con estos sin cuenta años de soledad.
Y uno no lo puede creer. Hemos vivido de plácemes este 2016.
Primero fue el 23 de abril fecha en la que se llegó a un Acuerdo en el tema de Justicia y reparación a las Víctimas. Ese día en La Habana se estrecharon la mano por primera vez Juan Manuel Santos y Timoleón Jiménez, máximo Comandante de las FARC-EP. Los enemigos se encontraban y se daban la mano. Las lágrimas de más de un colombiano se dejaron caer. Parecía increíble ver que lo estábamos logrando, que ahora sí parecía que la cosa iba en serio ¡Por fin!
Luego fue el 23 de julio. Ese día se logró acordar el punto Fin del Conflicto, esto es: el cese bilateral y definitivo de fuegos y hostilidades entre las FARC-EP y el Estado colombiano. O sea: el fin de la guerra que comenzó en 1964 entre el Estado y campesinos liberales y comunistas que se organizaron luego de considerar como fallidos los acuerdos entre las guerrillas liberales de la época de la denominada Violencia de la primera mitad de nuestro siglo y de exigir participación en la distribución, acceso y uso de su medio de producción fundamental como campesinos: la tierra.
Las lágrimas ese día salieron por doquier. Era el último día de la guerra y la gente salió a las calles a celebrar. Era histórico lo que nos sucedía y, desde afuera, se añoraba estar en esas plazas llenas de gente que se abrazaba con dolores traídos de memorias de antepasados, padres, hermanos y amigos que cayeron en esta estúpida guerra fratricida.
Y ahora qué
Ahora nos dieron un tiempo muy corto. El 10 de Septiembre se hará entrega por parte de las FARC de los menores de edad que se encuentran en sus filas. Otro día histórico más. El 2 de octubre tendremos un proceso electoral que parece verdaderamente macondiano: debemos elegir si queremos seguir en guerra o no.
Hay muchos que no entienden bien de lo que se trata y se dejan llevar por los intereses de unos señores con muchas tierras y pocas sonrisas: Uribe y sus secuaces (su partido que –como siempre- eufemísticamente se llama Centro Democrático) han llevado a cabo una campaña a favor del No en el plebiscito.
Llenando de mentiras y temor a la ciudadanía, un país en guerra no está exento de ser ciego y, como se sabe, en tierra de ciegos, el tuerto es rey. Y este tuerto además es muy hábil con las palabras y con las mentiras pasadas por verdades (recuerdan el legado de Goebbels, jefe de propaganda de la Alemania Nazi? Pues bien: esta gente lleva a la máxima expresión sus “enseñanzas”). Pero sabemos que somos más los colombianos y las colombianas bacanos, los parces con los que se han cruzado quienes nos han conocido, los que tendemos la mano y sonreímos con alegría, los que nos gusta bailar y la parranda, los que cuando es a camellar es a camellar, los que tiramos palante y somos jodidamente soñadores. Los que queremos vivir tranquilos sin que nos joda nadie, pero tampoco joder a nadie.
Por eso nos arrejuntamos las colombianas en Rosario. Y digo colombianas porque –como casi siempre- las mujeres en el Colectivo son mayoría. Debiera llamarse Colectiva. Nos juntamos y estamos llevando a cabo la campaña #plebiscitoSIoQUE y los queremos invitar a todo lo que estamos haciendo, pero también a que nos ayuden y nos juntemos pa hacer más bulla y reír mejor.
Vamos a tener varias actividades de aquí al 2 de octubre y por esta página las vamos a ir contando. También tenemos una página en Facebook pa que se pillen la movida y más información que estamos colgando todos los días. Nos encuentran breve: Colectivo de Colombianos en Rosario.
Entre las jodas que vamos a hacer están:
Todas las fechas y lugares los vamos a ir dando a conocer por nuestra página y por la de Radio Planeta Cabezón. También por medio de Del Putas, el programa colombiano de Planeta (miércoles 16-18hs) y por Latinhistérico (miércoles 18-20hs).
Por ahora ya tenemos una fecha y un lugar listo, les dejamos el flyer pa que lo roten, lo circulen, lo peguen y vayan. Luego, lo podemos prender, como vamo a prender la Paz, porque ahora sí ya parece que paz, parce.
Colectivo de colombianos en Rosario : http://goo.gl/GUU6ls