Varones feministas reunidos contra sus propios micromachismos.

El pasado 9 de julio se dió la segunda Asamblea de Varones Feministas en el Centro Cultural La Toma, organizada por el colectivo Mala Junta. Varias docenas de hombre nos acercamos a debatir qué podemos hacer desde nuestro privilegiado lugar de varones para cuestionar este privilegio, para combatir a este sistema patriarcal que sólo ve a la mujer desde un punto de vista cosificador, lo que se traduce en la alarmante tasa de femicidios, que alcanza el número de 1 cada 18 horas.

Tal vez el puntapié inicial para estos encuentros se dió en las movilizaciones por el femicidio de Micaela García, donde las mujeres que tomaron el micrófono pidieron a los hombres un mayor compromiso con la causa. Ya no basta con mostrar apoyo en las redes sociales, ni siquiera con acompañar en las marchas. Es hora de debatir entre nosotros, de cortarnos el mambo, de traicionar esa complicidad machista a la que estamos acostumbrados. Y también poner en cuestionamiento los micromachismos que nosotros mismos reproducimos en la calle, en el trabajo, en la convivencia, con nuestras parejas. 


Así fue que esa lluviosa tarde de feriado nos reunimos con el objetivo de acompañarnos en este proceso tan necesario, para hacer colectivo este proceso interno. Después de varios juegos y ejercicios desde el punto de vista de la educación popular, de tomarnos las manos y sentarnos en una gran ronda, comenzamos a debatirnos. Leímos un texto sobre micromachismos de Luis Bonino (muy recomendable) intentando identificar en los ejemplos, cuáles son los que reproducimos en nuestros vínculos con las mujeres. Luego nos reunimos en grupos más chicos para dialogar un buen rato. 


Salieron muy buenas conclusiones. Encontrarse con gente que está en el mismo proceso, escuchar sus experiencias, sus pareceres, nos ayuda a definir nuestra posición. Y así fuimos notando cuales son estos micromachismos que portarnos y buscando cómo erradicarlos para formar relaciones con otro grado de paridad, que ayuden a destruir por dentro este modelo asesino, heteronormativo y patriarcal, que si así sigue funcionando, seguirá llevándose la vida de nuestras compañeras.


Luego nos volvimos a sentar todos juntos para sacar conclusiones más generales. Varones de todas las edades, de diferentes ambientes y hasta de varias nacionalidades aportaron su granito de arena. Entendemos que es necesario modificar ciertas actitudes e instalar el debate con los demás varones.


Para darle cierre a esta asamblea, nos acercamos y miramos a los ojos al compañero que teníamos en frente, manteniendo la mirada y le dimos un cálido abrazo. Ese contacto físico que la masculinidad hegemónica no nos permite con otro hombre. A veces un simple abrazo con un hombre nos ayuda a sacarnos de encima los pesares que el patriarcado pone sobre nuestros hombros.


Después de más de cuatro horas nos vamos del primer piso de La Toma. Muchas cosas por pensar y re pensar en la cotidianeidad nos quedan dando vueltas por la cabeza. Confío en que todos sentimos la misma sensación movilizadora. Queda la esperanza de que una nueva masculinidad se vaya gestando, de que más varones se acerquen a estos espacios a cuestionar sus privilegios, y que estos espacios, que también se están abriendo en ciudades como La Plata y Córdoba, van plantando una semilla para que las cosas cambien. Todos tenemos preguntas para hacernos, pero también tenemos esta esperanza.

 

Texto: Gonzalo Luján

Foto: Matías Audisio

 

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