Reflexión respecto a la militancia y las luchas sociales. Construir nuevos modos de organización. ¿Cómo detener la reproducción? El Jardín de Epicuro.
Giran que Giran los SinCabeza decía nuestro Abuelo en aquellos tiempos, y volvía la frase a retumbar las paredes de la municipalidad mientras el muchacho en cuestión se paseaba de un lado a otro, incómodo, y su cabeza lo acompañaba con un delay de aproximadamente cinco minutos. Su cara por supuesto ni siquiera existía, sería difícil precisar en que momento exacto de su vida la había perdido; quizás en el momento que comenzó a militar con alguna intención de cambio social hasta que acepto alguno que otro dinerillo guardando su cara en un cajón para siempre. O simplemente quizás, nunca la tuvo, a lo mejor siempre lo hizo por el dinero. Se podría pensar también que la perdió de niño, queriendo expropiar juguetes de sus amigos con el derecho que le otorgaba su categoría de mayor. Da lo mismo, porque mientras balanceaba su cabeza y balbuceaba alguna que otra palabra sin sentido, efectivamente, no tenía rostro alguno. Hay algo tragicómico de toda la situación, se me atravesaban risas contenidas entre los dientes que se mezclaban con la indignación pertinente al abrir mis oídos, y mi corazón, para tratar de llegar al contenido de sus palabras. Para seguir con nuestro Miguelito querido les cuento que la verdad no había asistido al encuentro, la moral por supuesto había sido ya comprada, y entre tantos griteríos yo intentaba contener estallidos de risas: risas nerviosas, risas depresivas, risas cómicas. Las paredes eran blancas bien blancas y mis piesitos tocaban la madera del suelo, y encerrada en ese cubo acústico me sentía en un circulo vicioso que se venía dando desde hace ya muchísimos años, con distintas personalidades, ya no Mansilla, ya no la CUBA MTR o Comunidad Rebelde, ya no Camila. Todos cumplíamos nuestro rol a la perfección, como si fuésemos hijos (y acaso lo somos) de los papeles de esta gran Obra. Sentía como mi sangre hervía ante las palabras de aquel pseudo-humano, y con cada grito de justicia de mis compañeros me iba adentrando mas en ese sentimiento tan familiar de que esto ya lo habíamos vivido reiteradas veces a lo largo de la historia. La situación eran tensa, dolores de cabeza agitaban a los que todavía la teníamos unidos al resto de cuerpo, los rostros que estaban bien calzados de a momentos se desfiguraban de bronca, indignación; sin embargo lo que se ponía en juego era una puja de poder, un tire y afloje, inyecciones de presión para ver quien reventaba primero. Los compañeros atornillados a los pisos de madera, él atornillado posiblemente a su billetera. Yo preguntándome si se daba lugar, fuera de esta situación, a la reflexión que me estaba acosando. No podía, ni puedo dejar de sentir que estábamos reproduciendo la dinámica que ellos mismos quieren reproducir. Es decir, ¿hay otras formas? Autogestión se me viene inmediatamente a la cabeza. Año tras año, los mismos estamentos políticos, las mismas luchas sociales, las mismas dinámicas, yo era nueva a todo esto, pero se notaba que Mansilla en su cabeza sabía de memoria como esto se iba a dar, así como en alguno de mis compañeros. Si me pongo a reflexionar sobre métodos radicales, no me refiero a salir a romper todo, porque por más que al recordar las barbaridades que salían su boca (como por ejemplo que no le importaba un huevo la problemática social) siento la necesidad de usarlo de mecha para prendernos fuego a todos, realmente creo que no es el camino a seguir. Tampoco creo que no se debiera luchar de esta manera dentro de las instituciones ya establecidas, pero creo que debería ser sólo un frente más de esta lucha. Me siento reacia también al llamarlo lucha, guerra, por las connotaciones negativas que tiene; pero lamentablemente es como ya esta dada la dinámica; el Pueblo contra el gobierno, lucha de intereses. Ya no hay un trabajo conjunto, si es que alguna vez lo hubo. No hay una representación, hay enajenación burocrática, hay separatividad, hay bronca y ganas de gritar, porque hay impotencia. Pero creo en lo más profundo de mi Ser, que hay que construir nuevas maneras, paralelas, que no hay que dejar de invadir y ocupar los estamentos ya establecidos, pero que al mismo tiempo hay que construir nuevos. Hay algo mucho mas profundo a todo esto, hay una discusión mucho mas profunda que apela a lo humano, de persona a persona, de valores, de construcción de un Mundo. Aplaudo de pie a todos los compañeros que salen a hacer lo que hacen, a los que se van al barrio a construir un centro comunitario y a los que van a luchar políticamente; porque tienen bien dentro suyo la naturaleza de no aceptar las cosas como son, frente a millones de jóvenes que han muerto en vida siendo autómatas del sistema. Pero no hay que olvidar que un autómata no es sólo del sistema. La reflexión que me invade se da en estos términos, cómo construir nuevos modos, como trascender la materialidad de lo político y llegar al corazón, por mas que suene cursi; porque Mascilla va a seguir allí en su oficina, un hombre que no le importa absolutamente la vida de los pibes del barrio, la desigualdad social, un hombre que cobra gracias a eso y que posiblemente conscientemente trabaje para mantener eso. Pero así como se perpetúa su papel con distintas personalidades, porque el año que viene será Montoto y no él, también se perpetúa nuestro mismo rol, y no seremos nosotros sino otros los que irán a exigir justicia. Yo me pregunto ¿hasta cuando esta dinámica? ¿Cómo detenemos la reproducción? Hace falta que se genere un quiebre y creo que la reflexión se asienta allí, en el cómo construir nuevas formas.