La serie más fanservice: parte dos.

Un año después, y en consonancia con el festejo de Halloween, se estrenó en la plataforma Netflix la segunda temporada de Stranger Things, la serie que cautivó a millones de nostálgicos en todo el mundo. Nuevamente, el tranquilo pueblo de Hawkins se verá convulsionado por cosas extrañas.

Por Agustín Barcos.

Las historias fantásticas (o de terror) que tienen a niños como los heroicos protagonistas están ocupando un lugar muy importante en la escena central a nivel internacional. El año pasado, con la primera temporada de Stranger Things (serie original del streaming Netflix) comenzó una serie de producciones caracterizadas por el poder de los niños. Logan, con la rabiosa y explosiva actuación de la joven Dafne Keen (como X‑23) y la exitosísima It (del argentino Andy Muschietti) son algunos de los ejemplos más destacables. La primera cautivó a muchos espectadores, dejándonos impacientes por ver la secuela y la del malvado payaso Pennywise fue un éxito rotundo, vendiendo en Argentina, desde su estreno, más de 1.800.000 tickets. Claramente es un estilo de películas/series que cautiva a la audiencia, o por lo menos llama su atención.

   En esta nueva temporada de Stranger Things, Hawkins vuelve a ser sacudido por extraños episodios que asustan al tranquilo pueblo. Eleven, personaje que hizo internacionalmente conocida a Millie Bobby Brown, ya no está con los cuatro amigos fanáticos de los juegos de rol para protegerlos, pero una nueva integrante se sumará para acompañarlos en la aventura. Mientras tanto, los maquiavélicos experimentos del laboratorio secreto continuarán realizándose a espaldas de la población y, desde el portal del Otro Lado, nuevas amenazas se cruzarán.

   Como todo plato principal de Netflix, que estuvo siendo esperada desde el año pasado, encontramos aquí una notable producción y una puesta en escena muy destacable. Si podíamos elogiar los aspectos técnicos de la primera temporada, aquí son aún más elogiables. La composición de cada uno de los cuadros que conforman la serie tiene un uso del color que ya es muy característica de esta producción. Los rostros siempre se ven rosa, muy iluminados, no tan realistas. Como que esos colores al estilo Polaroid (que puede verse algo parecido también en las últimas producciones de Marvel) son la estética general.

   Los efectos especiales sin duda son un fuerte aquí. Hay escenas fantásticas, y fundamentalmente de los capítulos finales de esta temporada, que resultaron muy bien logradas. Además, tenemos buenas actuaciones. Obviamente hay algunas mejores que otras; también hay algunas poco destacables. Pero a los siempre rendidores David Harbour, Winona Ryder y Millie Bobby Brown, tenemos que sumar al joven Noah Schnapp, teniendo mayor protagonismo interpretando a Will, el niño que desaparece en la primera temporada y al que todos se ponen a buscar. Tenemos que destacar, además, que en el reparto también está Sean Astin, actor que hizo historia y que siempre recordaremos por su interpretación de Sam en El Señor de los Anillos. También trabajó en Los Goonies.

   De hecho, no es casual que trabaje este actor que interpretó un éxito de los 80’ y una de las trilogías más importantes del cine. Todo tiene una clara intención de tocar en la nostalgia de los ochenta, eso lo sabemos desde la primera temporada, pero especialmente en la cultura pop de los ochenta. Y eso es algo que no solamente la consumen personas que han pasado los cuarenta años, también lo hacen los jóvenes que crecieron viendo la saga de El Señor de los Anillos, por ejemplo. En este sentido, por ahí la serie peca de reiterativa en hacer referencia con guiños en muchas oportunidades a cosas de la cultura pop ochentosa. Pero no llega a ser fanservice hasta un nivel molesto, por suerte no abusa de ello.

   Aunque parezca demás explicarlo, hay que recordar que si hay similitudes entre esta serie y la película It del argentino Andy Muschietti (por nombrar una que tenemos muy fresca), debemos aclarar que los hermanos Duffer (los creadores) se inspiraron en muchas cosas de la industria cultural de los ochenta, entre ellas la obra de Stephen King. Nota: 4/5 (Muy buena).

 

FICHA TÉCNICA:

Dirección: Hermanos Duffer, Shawn Levy, Andrew Stanton y  Rebecca Thomas.

Duración:  9 capítulos.

Actuaciones: David Harbour, Winona Ryder, Millie Bobby Brown, Sean Astin y Noah Schnapp

Nota: 4/5 (Muy buena).

 

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