Y ahí estaba, sábado a la noche, cagada de frío con un par de vasos de vodka encima y con Laura a mi lado caminando con un par de flores encendidas en nuestros dedos. Sabíamos que nos esperaba alta noche.

Caímos entonces al Café, ya eran pasadas las 1:30 am y estábamos manijas por bailar. Qué bien nos vino que la banda formoseña Mother’s Day estaba en el escenario tras sus máscaras y con su locura sintética.

A veces no sé por qué, pero los sintetizadores tienen como ese poder en mí de lograr llevarme a cualquier lugar que mi cuerpo y mente decida estar. Cerrar los ojos y abstraerme,  desvincularme unos segundos de mi entorno y bailar, bailar conmigo misma. A veces, como me pasó esa noche, Los Madre lograron llevarme a otra época: pensaba en gente bailando 30 años atrás esta música, en fiestas así, herméticos y descociéndose. Veo esa imagen y escucho que empiezan a hacer un cover de Electrochongo. Entonces la fiesta se volvió negra y fui una más descociéndome sutilmente. Fueron de esas sorpresas con las que me gusta encontrarme.

Antes de que salgan a tocar los Daddys, el Café ya estaba al palo con el agite abajo del escenario. Daddy Rocks se presentaba con el Topo en la bata eléctrica, Kimi, toda una queen y Jota con su chale de jeans.  “Hola, somos Daddy Rocks”, y así nos llevaron por todo Épocas de Brujas, con el perfecto cierre.

No recuerdo en qué momento, pero un tropiezo de Kimi terminó dándole más locura al show. Con el grito de Jota de “esto es rock”, la gente salió agitando y bancando más a esta banda rosarina. Y sí loco, ¡esto es rock y qué bien suena!, dejando con ganas de más a gritos de: “Clase B”.

Luego, los sets de Nacho Espumado y Dani Pérez en la caja negra, terminaron de afirmar el fechón que fue.

Por más noches así, ¡joder!

*"Las voces del telón" sale los jueves de 16 a 18 por www.planetacabezon.com