Bandalos Chinos regresó a la ciudad de Rosario junto a Salvapantallas, en una noche de distintos matices en La Sala de las Artes.
La noche del viernes en La Sala de las Artes albergó distintas sensaciones, matices e intensidades. Bándalos Chinos, en pleno momento de consagración, volvía a visitarnos para continuar presentando su último trabajo discográfico, Bach, contando con la compañía de Salvapantallas, el dúo cordobés que traía las canciones de su primer disco SMS, y algún que otro cover.
La noche comenzó temprano, con toda la calma y la suavidad del formato más minimalista de Salvapantallas: Zoe Gotusso en voz y guitarra acústica, y Santiago Celli en coros y guitarra eléctrica. Así tocaron algunas de las canciones de SMS, y tocaron también Fue Amor, de Fito Páez, canción que les llevó a los laureles de la Internet (tiene más de 15 millones de vistos en YouTube).
El show de Salvapantallas continuó en formato banda, con la incorporación de un bajista y un baterista, para aumentar la intensidad y lograr un poco más de movimiento del público, que coreaba las canciones y se endulzaba con la voz de Zoe, que al liberarse de la guitarra se permitía explorar el escenario. Estética marcada en el escenario y pop que juega a suavizar los ambientes. Se despedía aplaudida Salvapantallas.
Llegó el turno de Bandalos Chinos, la banda oriunda de Beccar, al norte del Gran Buenos Aires, que está disfrutando su consagración tras 10 años recorriendo escenarios. Salieron a oscuras y estallaron en luz y ritmo con El Verano, de En el Aire, su EP del 2016. Con un público muy feliz de recibirlos, fueron repasando canciones de este primer EP, así como de su ultimo trabajo, Bach (nombre que remite a la forma de llamarse la banda en la jerga interna), que los catapultó al éxito, llevándolos a agotar cuatro shows en Niceto, a participar del multitudinario festival Buena Vibra, y que también los llevó de gira por México, donde fueron recibidos más de una vez a sala llena.
La presentación de Bándalos Chinos está cargada de energía, y tiene muchísima prolijidad. La presencia de Goyo Degano en el escenario es hipnotizante, cautivando a cada persona que lo mira, manejando la escena a su merced, y demostrando sus amplias cualidades como cantante. El vivo de la banda se permite jugar un poco más, si bien moviéndose siempre dentro de la canción, muestran el lado más funky de la banda dentro de su pop característico. El lazo entre cada integrante es claro. Uno de los guitarristas es hermano del baterista (Tomás y Matias Verduga), el otro guitarrista es hermano del encargado de los sintetizadores (Iñaki y Salvador Colombo), junto a Nico Rodriguez en el bajo y a Gregorio, forman una familia, que se conoce mucho, y que así suena.
Cada canción que pasa es un hit, y se hace imposible no moverse. Por momentos experimentando la sensación de estar en los 80, con tonos a New Wave, y el saxo de Baltazar Clusellas que parece haber pasado por una máquina del tiempo. Mucha frescura, y mucha prolijidad (no está de más volver a decirlo). El show de Bandalos Chinos dejó en éxtasis al público, que disfrutó de sus mejores canciones, como Isla, Vámonos de viaje y Dije tu nombre. Hasta el final la gente no paró de moverse ni de tener los ojos puestos en los movimientos de Goyo. Bach sigue acumulando seguidores y convenciendo a les que ya tiene.
Imagínense como han variado las intensidades de la noche, que ni bien terminó de tocar Bándalos Chinos, se abrieron paso las bandejas y comenzó la fiesta Sudan, a puro reggaetón clásico y perreo.
Lo cierto es que La Sala albergó dos proyectos conectados por el hilo del pop, pero con intensidades y formas muy distintas. Y la gente lo gozó.
Texto: Gonzalo Luján
Fotos: Mariano Ferrari