Cortito y Funky los cumplió feliz

Cortito y Funky celebró su segundo aniversario con Patada, Los Cuentos de la Buena Pipa y Gativideo en La Sala de las Artes.

Entre tantas celebraciones paganas a las que estamos acostumbrades como sociedad occidental, hay una que recae sobre cada persona que camina en esta tierra, así como también sobre las grupalidades humanas. Cada vez que la tierra de una vuelta entera alrededor del sol, desde el momento en que nacemos (o nace cualquier tipo de proyecto), es motivo de agasajo para la persona o grupo en cuestión, así como para los afectos y compañeres de tal. Si bien, hay quienes elijen no celebrar tales vueltas al sol por diversas cuestiones, muchísima gente elije darse buenos gustos en tal fecha, como por ejemplo supo hacerlo Cortito y Funky el sábado pasado.


La invitación era para el sábado pasada la medianoche en La Sala de las Artes, y las personas que decidieran festejar con Cortito, se agasajarían con su show, pero también con los de Patada, Los Cuentos de la Buena Pipa y Gativideo.


Tras la temprana presentación de Lo’ Pibitos y su nuevo material de estudio, las puertas se abrieron para festejar el segundo aniversario de Cortito y Funky. Les primeres invitades fueron recibides por Mat Spiaggi y su funky house, como para ir entrando en calor para la avalancha de música en vivo que vendría.


El puntapié inicial de la noche lo dio Patada, la banda de San Nicolás que volvía a nuestra ciudad para esta celebración, quienes se hicieron cargo del deseo de la gente de mover el cuerpo, con su combo que va desde los ritmos del swing y el ska, hacia las guitarras estridentes del funk, pasando por sonares latinos. Acertado comienzo para la noche con Patada que levantó al público desde el principio y se bailó cada ritmo diverso que fue pasando. Muy completo el show de Patada, que bien tiene recorrido los escenarios de la región, y que bien ha sabido recibir a bandas de nuestra ciudad en San Nicolás. La Patada levanta lo que hay adentro, y el festejo ya está encendido.


La noche continuó con el viaje de Los Cuentos de la Buena Pipa, una banda que ya es referente de la música de nuestra ciudad, con 10 años de trabajo en los escenarios, con una identidad totalmente propia lograda a fuerza de mutaciones, viajes y grandes presentaciones. Tres canciones (bastante largas) bastaron para un show increíble de Los Cuentos que nos llevó por mil sensaciones, nos hizo poner el cuerpo oscilando entre la introspección y la conexión con los demás. Sonaron dos temas de ¿Qué es el laberinto? (La ambición del Dr. y Tengo una vida), y Ful, que es un adelanto de su próximo material. Alegra mucho ver a una banda con vasta experiencia como Los Cuentos acompañando la celebración de una de las bandas más jóvenes de la ciudad como lo es Cortito y Funky. Contaron con la compañía de Nico Chiocca de Groovin’ Bohemia en el primer tema y mostraron gestos de apoyo para todo el Movimiento Unión Groove. Los Cuentos de la Buena Pipa lo volvió a hacer una vez más, y nos transportó a diferentes escenas y situaciones mentales, recovecos de las sensaciones difíciles de experimentar en otra situación, con una sonido cada vez más logrado y más único, en esta formación reducida a 5 personas que se siente completa por donde se la sienta.


Respiramos un poco, nos dejamos sumergir en los beats de Mat Spiaggi, vikingo del Groove que saluda y sonríe desde arriba viéndonos bailar su conga. Gativideo se sube al escenario y capta la atención de todos los ojos que andaban por la zona. Una buena puesta en escena de parte de la banda que nos visita desde Buenos Aires, que sale con Disco Majul y enciende muy rápido la llama del baile entre nosotres. Repasan de a poco las canciones de su placa discográfica Colorama, con joyas como la fusión de su tema Fantástico Bailable con Cuando calienta el sol, de Luis Miguel. También hay tiempo para La chica del bikini azul de Luismi, y para varios hitazos más de la autoría de la banda como lo son Vicios de medianoche o un cierre a puro baile con Bruce Willis. Gativideo tiene mucho del teatro en sus presentaciones, personajes muy pulidos arriba del escenario (principalmente los del cantante tecladista, y del guitarrista). Solos exageradamente anunciados, chistes malos y previsibles aunque inevitablemente chistosos, y un disco super groovero que parece meternos en una máquina del tiempo.


Extasiades entre baile, psicodelia, buenos estímulos y lindas formas de vincularnos, nos ponían sobre la mesa el plato fuerte de la noche: Cortito y Funky festejando su segundo aniversario. Una salida instrumental mostrando toda el groove y la potencia de esta agrupación, para darle paso a Operadora, con la salida de Lucio Giaccone, dándole lugar al público a gritar el clásico “Quisiera algo bien Cortito y Funky”.


Música, pasión y baile, Cortito y Funky en el aire. Van pasando las canciones y la voz principal de la banda va variando, así como también los ritmos que van sonando, que nos llevan a bailar bien enroscados con funky disco bien cremoso, y agitar la cabeza con momentos de puro rock. En el momento indicado, Camilo Corradín le pide a Fidel Faletti (uno de los fotógrafos de la banda) que lo cubra en la batería para tomar el micrófono principal para cantar Sientan el sonido, en uno de los picos emotivos de la noche, con la aparición estelar de Brapis (Caliope Family) para llenar de rimas el clásico de Cortito. El micrófono también es tomado por el trompetista Ciro Fernández, para cantar Flash y, Chapa Amarilla acompañado por el tecladista Agustín Pérez, que se encarga de llevar adelante la voz en Mr. Baile. Suenan también canciones que ponen a Lucio Giaccone delante de todo, de cara al público, como Menta, que extrañábamos escucharla, o como Ahora me dejas así.


También son invitados a la columna de vientos Iván Rosianski (Latelonius y Río Chino) y Gwido Cirione (Latelonius y Groovin’ Bohemia), que se suman a las trompetas de Ciro FernándezAlejo Blanco, y a los saxos de Luca Topino y Luciano Moreira para llevarse puesto al público. El bajo de Cruz López es el que nos hace mover las caderas, y la batería de Camilo Corradín lleva los ritmos y nos parte la cabeza al medio. Las percusiones de Rodri Notta nos terminan de meter totalmente en ambiente. Las teclas de Agustín Pérez marcan de lleno a la banda, y la guitarra del Punky Tomás Constantini nos llevan del headbanging al meneo funky. Lucio Giaccone retornó a la banda, y si bien se lleva las miradas con su agite y figura en la voz principal de varias canciones, cubriendo cada espacio libre, tampoco se siente como un protagonista. El protagonismo de Cortito y Funky es compartido por todos los integrantes.

Dos años de experiencia lleva Cortito y Funky, y en estos dos años se ha ganado muy noblemente un lugar en las agendas y los reproductores de aquelles que valoran la música rosarina. Nos sorprendió a todos en un principio como esa banda de pibes re pibes que se suena todo, pero hoy por hoy es mucho más que eso. Fruta madura, sonido logrado, respeto ganado. Buenas gestiones e increíbles presentaciones hicieron que esta banda sea lo que es hoy. Hace un año celebraban su primer aniversario con un fechón que los metió de lleno en la movida. Hoy, en este segundo aniversario, se asientan como una banda que tiene algo muy bueno para mostrar. Nada que envidiarle a otras bandas, ni en convocatoria ni en sonido. El futuro llegó hace rota, y ya no es noticia que Cortito ande volando cabezas. No hay mucho que pensar, sólo sientan el sonido que les llega desde abajo.


Tarde se despide Cortito y Funky, con su merecida lluvia de aplausos, y volvemos a quedar una vez más en manos de Mat Spiaggi, que nos mantiene a pleno movimiento de cadera hasta el final, con un hitazo atrás de otro, unidos por ese sonido propio que ha ido descubriendo en todos estos años. Funky house que cada tanto explota y se gana algunos gritos. Así, hasta que nos prendieron las luces y aplaudimos entre todes esta celebración.

 

Texto: Gonzalo Luján

Fotos: Franco Gómez (@ph.zemog)

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