LA HISTORÍA CUENTA QUE LOS MARTES SERÁN SIEMPRE VERDES

Hace apenas unos minutos que el Presidente decidió desde el aislamiento en Olivos, dar la buena nueva. El mandatario anunció que mandará hoy mismo el proyecto para despenalizar y legalizar el aborto junto con el llamado Plan de los 1000 días, de acompañamiento de la maternidad en situación de vulnerabilidad.

En la memoria de muchas están los días de pañuelazos nacionales, las marchas, las concentraciones y sin duda alguna, el eterno debate. Primero en diputados, que sí que no que sí y los abrazos, los bombos y las risas no demoraron en llegar. Acto seguido el esperado 8 de agosto. Cientos de colectivos de cada rincón del país llegaron a Buenos Aires, miles y miles de personas vivieron frente al senado la falta de respeto con la que se trató el proyecto de ley por aborto legal, seguro y gratuito, todxs fueron testigos de las comparaciones, el desprecio y la humillación por parte de quienes dicen representar la voz del pueblo. Dejaron en evidencia que en el senado manda la iglesia. Entre lluvia, viento y multitud, con 38 votos negativos y 31 positivos, Argentina continuaba apostando a una ley de 1921 que culpabiliza a la mujer, que menosprecia el deseo, que juzga con biblia bajo el brazo, que castiga y condena a quienes eligen decidir sobre sus cuerpos. Ese 8 de agosto no se olvida nunca más: los abrazos eran de angustia porque detrás de ese no, había nombres de mujeres que perdieron su vida intentando interrumpir embarazos en la soledad de la clandestinidad, había rostros de nenas que tras  abuso sexual debían continuar con un embarazo no deseado mientras jugaban a las muñecas, había una deuda de salud pública que continuaba acumulando víctimas.

Rotas, pero de pie el feminismo continúo creciendo. En los colegios, en los colectivos, en las calles, en los recitales, en las oficinas, en una heladería o en el parque, los pañuelos verdes bailaban colgados de mochilas, carteras, valijas, riñoneras. En ventanas, en rejas, en balcones, o pegados sobre el vidrio, la ola verde arrasó. Mientras muchxs celebran la decisión del senado creyendo que el debate se había terminado, la pibada en los recreos apostaba al dialogo, las nenas en las marchas aprendían que sobre sus cuerpos no debía decidir nadie y las más viejas sabían que esta batalla recién había comenzado, que el feminismo había ganado en las calles y que contra eso, nadie iba a poder. Hoy, en medio de una pandemia, con el presidente aislado en Olivos, el botón verde volvió a brillar. Alberto sorprendió al país diciendo que iba a cumplir con su compromiso y su palabra. Enviará este martes a la Cámara de Diputados el proyecto para despenalizar y legalizar el aborto junto con el llamado Plan de los 1000 días, de acompañamiento de la maternidad en situación de vulnerabilidad y hasta los tres primeros años de vida de niños y niñas. "La criminalización del aborto de nada ha servido. Cada año se hospitalizan alrededor de 38 mil mujeres por abortos mal practicados. Y desde la recuperación de la democracia murieron más de 3000 mujeres por esa causa.”

Sepan disculpar si peco por hablar en primera persona, pero detrás de estas líneas hay un nudo en la garganta y un par de ojos mojados, la alegría llega de la mano de la esperanza, y juntas reparan tantos años de lucha colectiva, entiendo que más de una del otro lado sentirá lo mismo. Hoy confirmamos que los martes serán verdes históricamente, que las calles siguen siendo el lugar de encuentro, que el feminismo nos salvó. Hoy es el día de todas y por todas. De las brujas de la hoguera, de aquellas que murieron en el intento de decidir sobre sus cuerpos, de las que permanecen acá, de las que siguieron adelante un embarazo que no deseaban, de las mujeres de ayer, de las de mañana y también de las que creen que el feminismo no las representa: el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, es ahora un camino viable que conduce a un país más justo, más igualitario. Estamos haciendo la revolución codo a codo, con pasos lentos pero firmes, rompiendo los esquemas que un sistema patriarcal puso sobre nosotras, estamos corriendo a un lado los privilegios de algunas para convertirlos en derechos para todas, estamos abrazando la libertad del deseo.

Nunca más perchas, agujas de tejer o perejil: ABORTO LEGAL, SEGURO Y GRATUITO PARA TODAS, EN CADA RINCÓN DE LA ARGENTINA.

 

Por: Ludmila López

Compartir

Comentarios