Cuando el movimiento florece: reseña de Pieles, relatos de un territorio.

Continuando con la cobertura del movimiento de la danza, aquí la reseña de “Pieles, relatos de un territorio”, en su formato de streaming.

“Desmontan tu cuerpo y el de la tierra. Te amoldan y arrasan. 
¿Cuántos pelos arrancados de raíz? ¿Cuantos brotes naciendo del cemento? 
La resistencia más antigua, la imparable vida. 
¿Quién decide? ¿Quién siembra?”

Estas y más interpelaciones se ponen en juego en “Pieles, relatos de un territorio”. La danza sigue moviendo las pantallas y de la mano de esta obra audiovisual se sigue agitando la potencialidad del cuerpo como un lugar de dónde partir para mostrar otros lugares…Último fin de semana de Mayo Viernes 28, Sábado 29 y Domingo 30 a las 20:30 hs. Aquí su reseña.

Un viernes lluvioso y con nuevas restricciones son el marco de la obra que veo. Afortunadamente me refugio en la danza una vez más, y puedo seguir disfrutándola y descubriendo nuevas capas con esta pieza que se gestó en Lucio V. López, a poco más de 40km de Rosario, pero se filmó en una sala local. Los territorios entonces ya se cruzan en este andar de la naturaleza, los cuerpos y las pieles. 

Lo primero que pienso sobre la piel, es que es el órgano más extenso que tiene el ser humano, que lo recubre todo, nos protege y está a la intemperie. Como la tierra que baña el suelo y el agua expuesta de los ríos, que recubren superficies y sufren los estragos de este mundo y sistemas productivos. Por suerte la danza habita en la tierra y en las pieles, en los montes y en las lagunas y esta noche se me acercan paisajes y movimientos a mi terruño más cotidiano. 

En la obra se entrelazan imágenes, textos, voces, música y movimiento. Todo convive y se retroalimenta mutuamente. El mundo sonoro se nutre de los acordes de guitarra, bombo y acordeón como del canto de los pájaros.  Las fotografías en blanco y negro se proyectan y se suceden dando un marco y sentido, como motor del movimiento de la bailarina. Junto con los textos que van dictando los sentipensares de la protagonista/intérprete que fue quien los escribió y ahora les da movimiento. Si bien la bailarina está sola en escena, sus palabras se materializan, es decir, toman cuerpo en el papel donde escribió, en las voces de quienes leen y en su ser mismo. En definitiva, se encarnan en múltiples pieles, multiplicando la experiencia, extendiéndola, ampliando el suelo fértil del arte y la danza. 

A su vez, la bailarina se multiplica en las sombras que proyecta y en el juego de disposición de luces. Viste de blanco, y vuela con su pollera libre para el zarandeo, contrastando con la oscuridad de la sala. 

Los movimientos de la bailarina son ondulantes y se permite jugar como una niña con las imágenes proyectadas, para caminar las huellas retratadas y dejar ella las suyas propias sobre el escenario. Es que el registro audiovisual tiene su impronta pero no pierde la mística teatral, justamente de ocurrir sobre un escenario y con apagones que separan las escenas que van marcando distintas dinámicas. Algunas más rituales, más picarescas, otras más devastadoras de tierra resquebrajada y de manipulación humana cual masa de panadero, y otras más esperanzadoras, como cuando la bailarina echa raíces de sus pies, apoyando firme y amorosamente uno a uno sus dedos, para sólidamente salir bailando. 

Queda demostrado que así como los brotes se cuelan en el cemento, el movimiento y la danza florecen en medio de la pandemia.


Ficha técnica: 
Idea original y textos: Natalia Benedetto 
Dirección: Severo Callaci 
Bailarina: Natalia Benedetto 
Música original: Martin Reinoso 
Investigación visual video y Fotografía: Matias Sarlo 
Producción: Evange Jakas 
Dirección de fotografía y cámara: Marcos Garfagnoli 
Vestuario: Florencia Marting 
Gaffer: Ignacio Callusso 
Cámara: Juan Macielo 
Primer asistente de cámara: Gonzalo Serra 
Edición y posproducción de color: Marcos Garfagnoli 
Grabación sonora: Martín Reinoso


Reservas:
+54 9341-3152902


Texto: Viqui Oceanía - Tengo Danza

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