Cerró el mítico bar Jekyll and Hyde

El histórico bar Jekyll and Hyde de Mitre y el Pasaje Simeoni cierra sus puertas para dar lugar a una nueva torre de departamentos.

El boom inmobiliario no se detiene en la ciudad de Rosario, arrasando con casi todos los vestigios arquitectónicos de una época que ya no es. Demoliciones se suceden semana tras semana en distintas calles, para la construcción y montaje de edificios rápidos y acartonados que se mantienen inhabitados por meses, a veces años, en una ciudad que tiene muchos departamentos vacíos, y a su vez muchas personas en emergencia habitacional.

Ese desmedido y capitalista afán de construir torres, también se lleva puesta a la cultura. El bar Jekyll and Hyde, un ícono del centro, cierra sus puertas definitivamente. Ese bar distinto, en la esquina de Mitre y el Pasaje Simeoni, frente a la plaza, inspirado en el cuento homónimo, que abría la cancha para manifestaciones necesarias de todos los campos del arte.

Para que nos comente un poco la situación, en Planeta All Inclusive nos comunicamos con Lulo Corradín, gestor del bar, que nos cuenta los motivos del cierre del espacio: “Nosotros tuvimos la desvinculación contractual hace casi dos meses. Es un caso en el que vale la pena aclarar que tuvimos un propietario demasiado generoso. Ocurre el hecho de que el fenómeno inmobiliario se lleva puestas cuestiones culturales y familiares. Para mucha gente que tiene propiedades céntricas como ésta y depende de un alquiler para equilibrar la economía familiar, los alquileres pasan a ser de muy baja rentabilidad, y lo sostienen hasta que llega un momento que no pueden resistir más ante una oferta de una constructora.”

“El negocio estuvo abierto casi 12 años. Cuando tomamos el proyecto, no depositamos ahí una gran expectativa en lo comercial, por eso el lugar rápidamente ganó el espacio que buscábamos.” Y en estos tiempos en que prima lo económico, estos bares que no tienen su fin mayor en lo comercial, sino que tiene que ver más con un aporte cultural para la sociedad, se hacen cada vez más necesarios, mientras que abundan cada vez menos. Es que más allá de la pandemia, quedan muy pocos espacios que albergan a artistas de todos los colores.

Tal vez el vivirlo desde el presente, nos impida darnos cuenta de lo importante que ha sido este espacio para la historia cultural rosarina contemporánea, así como para ciertas manifestaciones que encontraron allí un lugar clave: “Lo que lo hizo muy conocido al lugar fue un ciclo del que participaba entre otros Fabricio Simeoni, que se llamaba Ciclotimia, que estuvo durante muchos años los martes a la noche. Ahí se presentaban lecturas de poesía, artistas en general, músicos de todos los géneros. También tuvimos ciclos de teatro. En una época pudimos lograr que en el subsuelo funcione una pequeña salita, y había magia, marionetas, stand up, de todo un poco. Era un espacio concurrido todo el tiempo por gente del palo de la cultura.”

Y así cierra las puertas otro asilo necesario para las manifestaciones que definen la identidad citadina típica de este lugar. Un día quitaron la foto de Simeoni y el cartel giratorio que día se ponía en Jekyll y de noche en Hyde. Una tristeza que se vuelve efímera, porque con el paso de los meses les transeúntes del centro se acostumbrarán a ver una obra en construcción y se olvidarán qué había en esa esquina. La fisonomía de la ciudad se va modificando y los vestigios arquitectónicos de una era también se van derrumbando: con el Jekyll and Hyde se va también la última esquina sin ochava de la ciudad.

La situación de la cultura es crítica en Rosario, por eso un grupo de gestores autoconvocades presentarán en el Concejo Deliberante un proyecto de Ordenanza de Espacios de Trabajo Cultural Independientes, para proteger todas esas cuevas bellas y necesarias, y para proteger también los puestos de trabajo de todes aquelles que obtienen sus salarios de estos espacios.

 

Texto: Gonzulu

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