Un plan japonés: Carmina y Loquero

Crónica de una noche punk con Loquero y Carmina Burana en la Asociación Japonesa.

PREFACIO
El sábado pasado (4 de junio) tuvimos la suerte y la alegría de volver a presenciar un concierto de LOQUERO, hermosa y mítica banda oriunda de Mar del Plata pero con aire “Porteño”. Todo pintaba lindo en el recinto de la Asociación Japonesa de Rosario, ubicada en calle Iriondo entre San Juan y San Luis. La gente se acercó muy temprano con muchas expectativas y ansias ya que hacía mucho tiempo que no escuchábamos a LOQUERO (rompiendo todo) en la ciudad. Una vez en la puerta, siendo las 20:45 pudimos encontrarnos con muchas personas del ambiente punk. Chiques de Paraná, Venado Tuerto, Rufino y lugares aledaños. Seguramente, esto se debe a que Loquero eligió Rosario como “punto estratégico” para congregar a sus seguidorxs de todo el país, un lugar cómodo y cercano  para poder aprovechar a pleno esta banda tan querida y añorada.

Desde afuera se pudo sentir el comienzo del evento ya pasadas las 21:50.  Los encargados de abrir la noche fueron los “MONOS LOCOS”. Llamó un poco la atención dicha participación ya que la banda parecía desentonar con la “onda” que proponía el lugar.

Pasó el tiempo en un abrir y cerrar de ojos mientras que bajaba una banda y subía la otra, entonces llegó el turno de “KOMPLEJO VITAMINICO”. Esta banda sí nos pertenece, banda rosarina con más de 15 años de trayectoria en las tablas de la ciudad, a quienes lamentablemente  se trató muy mal mientras actuó  el escenario. En total habrán tocado 5 temas (5 temas punks que no duran más de 3 min) y se los despidió de escena con muy poco respeto y empatía.

Ya empezaban a verse fallas en el sonido y la energía se tornaba densa en el aire. También se encendían las primeras velas dentro del salón…
 

PRIMERA PARTE: UN LOQUERO DE AMOR Y NOSTALGIAS
Después de un tiempo acomodando cables, instrumentos y sonido, ya pasando las 23:30, se dio comienzo al show más esperado de la noche. LOQUERO en Rosario otra vez, si, otra vez lo digo porque ni bien arrancó el primer acorde (sonido distorsionado) la gente sonrió, festejó, recordó, coreó y por supuesto hizo el famoso y tan querido pogo como corresponde. LOQUERO, como siempre, dejó todo recorriendo toda su discografía desde “Temor Morboso a la Exposición pública”, hasta uno de sus más recientes “Fabulosos creadores de paranoia”. También sonó el infaltable “Fantasy”, que provocó el esperado estallido de toda la gente  que participó del concierto.

La banda tuvo que atravesar algunos inconvenientes de sonido (que luego se convertiría en el gran monstruo protagonista de la noche) pero que con tranquilidad y buena onda se solucionaron muy rápido. Pero bueno… por momentos parecía que la gente encargada de que el sonido funcione fue superada por la situación y en reiteradas oportunidades les asistentes se incomodaron y los abuchearon (en mi opinión con justa razón) para que todes pudiéramos disfrutar del espectáculo como nos merecíamos.

Los que no aflojaron fueron los LOQUERO que no pararon (literal) de tirar temones, uno atrás del otro. Recuerdos, anécdotas, emociones y hasta lágrimas se vieron reflejadas en los rostros que habitaban allí esa noche. Hasta que, nuevamente, el fantasma represor del tiempo y la floja organización llegaron a su fin junto a la orden de que “toquen uno más” y bajen para dar lugar a Carmina Burana… bochornoso.

LOQUERO brilló e iluminó a cada unx que se acercó esa noche a disfrutar y recordar los momentos vividos junto a la banda sonora de su vida. Humildad, disfrute y constancia para llevar a cabo sobre el escenario un amplio repertorio de punk rock nacional.
 

SEGUNDA PARTE: LA PESTE
Cerca de la 1:20 de la madrugada, ya del domingo, se daba comienzo al cierre del evento. ¿Quiénes fueron los responsables de dicho cierre? Carmina Burana. Si bien esta banda de más de 20 años de trayectoria y con sus comienzos bien arraigados al punk anárquico y al movimiento “okupa”, nos da una imagen de banda en la que todo puede pasar sobre el escenario, nunca pero nunca nos hubiésemos imaginado lo que aquí estaba a punto de acontecer.

Creo que sin mentir he visto “Carmina” unas 25 o 30 veces. No son muchas como, por ejemplo algún fanático (que no soy) podría tener, pero creo que son bastantes como para analizar lo del pasado sábado. No sabemos si fue el sonido en sí, o la gente que estaba encargada de manejar dicho sonido, la energía eléctrica o la energía corporal pero fue una hora en la que pasaron muchas cosas: cortes varios de luz, muy hermoso para estar en ese momento, ya que la gente (tratando de rescatar algo) coreaba las partes que nos habíamos quedado sin escuchar por dichos cortes. Un Ramon  Camono totalmente sacado por no poder escuchar lo que vociferaba. Asistentes de sonido hablando en pleno recital con el sonidista para tratar de resolver algo que, claramente, no se iba a resolver ya que me parece que al sonido contratado “no le daba la nafta” para semejante evento.

Entre la gente nos preguntábamos si era cierto lo que estábamos viviendo ya que no es para nada bueno que pasen esas cosas, o por lo menos, no esperamos que pasen en un recital de “tanta talla”. En lo personal creo que le pifiaron desde la organización y se evidenciaban  ya desde el inicio del evento los problemas que podrían ocurrir esa noche.

Cerca de las 2:30 de la mañana y como por arte de magia (negra o blanca sagrada) todo se acomodó y pudimos disfrutar de la última media hora de fiesta con varios hitazos que reventaron bastantes cabezas y descontracturaron tensiones sobre y bajo el escenario.

A las 3 en punto de la mañana se terminó la fiesta y Camono saludó y agradeció a su público que nunca dejó de agitar y bancar la parada. En el boca a boca solo se hablaba de los problemas de sonido y todes esperamos que no sea otra vez el regreso de la subestimación al público punk ”(…) Acaso no me merezco un sonido mejor(…)”


Texto: Nahuel Giménez
Fotos: Nicole Puñet

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