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El pasado sábado 26 de julio en el centro de Rosario, más precisamente en Majo, se llevó a cabo una velada llena de oscuridad y agite. Vanyara, Tensión y los marplatenses Buenos Vampiros, se dieron cita en lo que fue una de las fechas del año. Punk, post punk, new-wave y otros géneros cercanos se unieron en el mítico local, hoy reinventado, de Tucumán al 1000.
La lluvia y el frío caían sobre la ciudad y parecían haberse puesto de acuerdo para generar un clima más que propicio para la noche que se aproximaba. Se pueden ver sobretodos hasta los tobillos, juventud y mucha ropa oscura. No estamos en la movida española post Franquismo, ni en Manchester; ni en los 80's argentinos, estamos en la húmeda ciudad de Rosario, a la vera del Paraná, donde sí reaparecen inquietudes, sentimientos a flor de piel, denuncias, nostalgias, y donde también toman otra forma aquellos sonidos que se gestaron hace mucho tiempo atrás.
El ritual comenzó con Vanyara, una de las nuevas bandas de la escena rosarina. Cinco jóvenes que traen muchísima fuerza encima y que no parece que tengan pocas presentaciones en vivo, muestran una ejecución y una puesta en escena formidable. Es satisfactorio ver cómo dejan todo arriba del escenario. Entre algunos temas propios y covers, se dieron el gusto y le dieron el gusto a los presentes de hacer clásicos del gótico argentino como “Matando Sueños” de la banda Euroshima, donde el teclado nos transportó a muchos a una época que ni siquiera llegamos a conocer pero sí tenemos una referencia. Su presentación cerró con otro cover muy bien seleccionado y acertado. “A forest” de The Cure hizo mover las cabezas de casi todos en el lugar. La introducción emblemática sumado a su bajo por demás de grave hizo que retumbe en el pecho de todos como golpes secos que, al mismo tiempo, fueron como una bocanada de aire puro y fresco teniendo en cuenta que hay gente muy joven que sigue escuchando estas canciones y las siguen ejecutando a su manera.
La noche continuó con la banda que desde el año 2013 presenta unas melodías pegadizas y unas letras muy bien elaboradas. Autogestionados desde el minuto cero, Tensión oscila entre el punk y el post punk, entre una denuncia constante y directa, y muchas otras veces metafórica. El local se empezó a llenar de gente y por ende el calor comenzó a impregnarse y a escalar en los cuerpos que danzaban al compás de las canciones nuevas que presentaban esa misma noche. Es que la fecha también fue una excusa para que presentaran su último material: “Nuevo movimiento”. 7 canciones nuevas que ponen de manifiesto nuevas inquietudes, nuevas ideas, nuevas formas. Siguiendo en la línea de expresarse directamente con palabras que deriven casi en fotografías, es decir, una especie de sinestesia volcada al servicio del oyente. Recurrentes licencias poéticas un pos de mostrar todo lo que oprime y crea desesperanza y angustia.
Todo Majo ponía atención a lo que pasaba en el escenario, se dejaban llevar por los sonidos, otros tomaban registro de lo que pasaba. Su show continuó con otros grandes temas. “Ceremonia compartida, habitamos otros cuerpos. Me aproximo a lo sagrado de la reciprocidad. No perdí el tiempo tomando fotos, no me arrepiento, mejor. Mi cuerpo sé que lo recordará…” reza una de las letras de su anteúltimo trabajo que es un poco lo que pasa esta noche, dejarse llevar por las canciones, una gran ceremonia compartida con el plus de que la banda que cierra la jornada es una de las bandas más esperadas desde hace mucho tiempo.
El comienzo de Buenos Vampiros fue como se esperaba, euforia y emoción frente a cada canción que se iba desprendiendo de la lista. Canciones de la primera etapa fueron las encargadas de romper el hielo que ya no estaba tan frío, pero sí hacer que el público se vaya soltando ante lo que se venía. “Verano”, “Tanques de guerra” y “Me paralicé”, con la voz de Ignacio al frente demostrando que puede cantar igual de bien que como toca su guitarra, fueron sonando antes de pasar a las nuevas. La banda viene de una gira por Europa y uno de sus primeros desembarcos es en nuestra ciudad. Con un sonido mucho más sólido y coqueteando por momentos con melodías indies y hasta dream pop, el cuarteto marplatense se presenta como una nueva y elaborada alternativa a la escena nacional. “Puedo ver el mar en tu ojos”, “Tengo frío” y “La calma del cementerio” fueron otras de las tantas canciones que pasaron por el oscuro repertorio. No cabe duda que la banda es de lo más exponente tanto por sus canciones como por su lírica cada vez más elaborada, su presencia y calidez frente a su público.
Varias generaciones unidas arriba del escenario de Majo desembocaron en otra noche cargada de oscuridad, nostalgia y euforia con melodías hipnotizantes frente a un frío lluvioso que pareció haber elegido muy bien a las bandas.
Escribe: Ramiro Alejandro Roca
Fotografía: Nicole Puñet