Afrobeat, ritual y autogestión.

La octava edición del Festival de Afrobeat Independiente tuvo su primera fecha en El Emergente Almagro y ya se prepara para la segunda. Hasta La Vista, Luka, Antropofónica, Minga, El Gran Capitán y Tam Tam forman este FAI VIII.

En la mañana de ese sábado nos encontramos en la esquina de Ríoja y Buenos Aires con mi amigo, compañero y hermano, el Yiyo. Él cargaba su cámara, con la que hace poco tuvo el gusto de encontrarse, y yo no cargaba mucho mas que un poco de ropa y algunas boludeces más. Ahí fue donde nos encontramos con Joaquín, a quien contactamos por la aplicación Carpoolear, y quien sería el encargado de llevarnos en su auto, compartiendo los gastos, a la ciudad de Buenos Aires. Unas horas después llegamos a la gran ciudad, bajando del auto en las calles de Belgrano, en una zona bastante pudiente y fue en la plaza Alberti donde nos encontramos con el Peola, que había llegado a la ciudad de la misma forma. Así comenzó un día de girar y girar que nos llevó por diferentes lugares porteños más que interesantes, trenes, subtes, bondis, golosinas del Barrio Chino, sinfónicas uruguayas en el CCK. Poco descanso y mucha cultura. Ya caída la noche nos sentamos a comer unas pizzas en Ugi's y tomar unas latas de birra que compramos en el mini de al lado, mientras preparábamos todo para ir a lo que realmente nos trajo a la concentración humana más grande del país: el Festival de Afrobeat Independiente.

"El afrobeat será independiente o no será nada" es una frase que utilizan lxs organizadorxs del FAI y que bien puede explicar qué es este festival y como se organiza. Más allá del evento, el FAI se organiza como un colectivo de bandas de afrobeat que decidieron trabajar en conjunto y de forma autogestionada para generar un espacio en el cual poder mostrar lo que hacen, expresarse con libertad arriba y abajo del escenario en un espectáculo popular que esté al alcance de la gente y hacer crecer a un movimiento que tiene su raíz en Nigeria, pero que se ramifica para llegar a diferentes rincones del mundo. Una de esas ramas llegó a la ciudad de Buenos Aires hace casi una década, cuando se empezaron a formar las primeras bandas del género en la ciudad. El festival le dió fuerza a esa rama, a cada una de sus células, y así, al gran árbol en movimiento constante que es el afrobeat.

Por esto es que nos adentramos en los pasillos enormes que son las calles de Capital Federal, en los que la noche cae más temprano que en otros lugares, siendo sus mudos edificios los encargados de tapar el sol. Caminamos por Corrientes y doblamos en Acuña de Figueroa, y entre toda esa fauna de la nocturnidad porteña, llegamos al Emergente, un asilo cultural en la penumbra de Almagro. Ahí es donde estaba comenzando a calentarse la olla de la octava edición del Festival de Afrobeat Independiente, en su primera fecha.

Llegamos temprano, pudimos acomodarnos en una mesa, ansiosos a que se prenda el fuego, mientras esperábamos que lleguen el Nikki, Male y la Negra, y así terminar de armar el equipo de expedición que llevaría adelante este trabajo de campo. Y la llama dio sus primeros chispazos cuando Hasta La Vista Afrobeat se hizo presente por el escenario, dándole oxígeno a la llama y sonido a los cuerpos que añoraban moverse.

Asi fue que se abrió por primera vez en la noche el telón para la presentación de Hasta La Vista, una banda formada hace menos de un año, que ya fue encontrando su sonido propio y generando los lazos que los llevaron a abrir esta edición del FAI. Las percusiones que van llevando el movimiento del cuerpo de a poco hasta el movimiento inevitable, los tres vientos de frente, el rasguido inconfundible y la voz afrodescendiente de Karla, forman una auténtica banda de afrobeat, cargada de energía. Se dieron el gusto de despedirse homenajeando a Fela Kuti.

Hannah Lee se encargó de mantenernos encendidos desde las bandejas con una fusión que nos llevaba desde lo eléctronico del house hacia sonidos nativos de diferentes partes del mundo. Pudimos respirar hasta que Antropofónica subió a las tablas. Una banda muy experimentada, pionera en hacer sonar los sonidos del afrobeat en la ciudad de Buenos Aires. Un monólogo viajero fue la apertura de la ceremonia, con una intro que sirvió de leña a un inmenso fuego. De a poco se fue encendiendo algo en nosotrxs, que nos metió de lleno en la música, que nos abrazó entre nuestrxs hermanxs, y nos encontró con alguna otra persona presente, en alguna mirada, en algún movimiento. Un bajo que se mantiene como guía de una pieza entera, vientos que aparecen en melodías, percusiones que suben, bajan, que te van llevando, teclas que generan el ambiente armónico, mientras el bajo sigue llevando todo. En otras piezas es alguna melodía de vientos la que se mantiene, mientras todo lo demás va mutando. Cada obra es larga, y los cortes no son abruptos, sino respiros totalmente necesarios. Un viaje dentro de nuestras mentes, que bien supo manifestarse en nuestras corporalidades.

Momento cargado de emociones hasta la despedida de Antropofónica. Una vez más Hannah Lee no nos soltó, y fueron varios los cuerpos que no pudieron dejar de bailar, ni siquiera para ir a baño. Nosotrxs aprovechamos para hidratarnos, porque sabíamos que quedaba mucha energía por descargar. Y llegó Luka Afrobeat Orquesta. Antes de darle iniciación a un ritual que calaría onda en nuestro sentir, el baterista tuvo unas palabras para todo el público, explicándonos que nos necesitaban en este momento, en estas duras semanas que estuvimos atravesando sociopolíticamente; que nos necesitaban encendidos para que todo pueda ser compartido en esta ceremonia, y para que pueda crecer el amor. La presentación de Luka fue todo un ritual. En la increíble conexión de lxs musicxs entre sí, y en todas las cosas que sucedieron abajo del escenario. Ver a mi hermanxs entregadxs, conociendo y reconociendo sus espíritus, sentir su placer. Palabras de amor, conexión y mucha gratitud para cada persona que hace esto posible: el encuentro cultural y el indescriptible sentir. Musicalmente, una increíble presentación la de Luka. Pero a nivel sensitivo y espiritual, fue algo que mis palabras no llegarían a describir.

Cuento lo que sucedió en plural y no en singular, porque fueron sensaciones colectivas las que experimentamos. Compartimos algo muy fuerte todxs lxs presentes: tanto el público, cuya función fue mucho mas grande que la de espectar, como lxs artistas, fueron durante varias horas un gran todo. Me quedo con el placer experimentado, con la hermandad con mis compañerxs que fue multiplicada infinitas veces en esta experiencia, con la seguridad de que es mediante la independencia y la autogestión que los movimientos alternativos pueden ser con total libertad, y con la curiosidad que no me deja de generar este hermoso género que es el afrobeat, que me hace desear y pulsar para que mas personas se den el gusto de conocer este gran viaje.

Las luces azules molestaron, como siempre molestan a la cultura independiente, en todas partes. Pero no lograron ni van a lograr destruir esta unión que se está generando, que es mucho mas grande que un festival, que es mucho mas grande que un género, y que definitivamente puede llegar a ser mucho mas grande de lo que imaginamos. Las luces se encendieron, reunimos fuerzas, compartimos sensaciones. El Peola me dice que en un momento sintió una energía increíble en la ronda que formamos, una energia constructiva. No me cabe la menor duda de que esa energía existió. Arrancamos. Caminata, bondi, tren, caminata, llegada. Un viaje, una aventura más con este grupo de personas, que cada día que pasa, toma más la forma y la cualidad de una familia.

Este sábado 25 de agosto se va a estar dando la segunda fecha de esta octava edición del Festival de Afrobeat Independiente, con las presentaciones del Ensamble Minga, de El Gran Capitán y de Tam Tam, en El Emergente Almagro. Por favor, no se pierdan la oportunidad de conocer esta experiencia.

 

Texto: Gonzalo Luján

Fotos: Franco Gómez

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