Usted Señalemelo una vez más en Rosario

El joven trío mendocino que actualmente se posiciona como uno de los referentes de la nueva escena del indie argentino volvió a Rosario el pasado 25 de agosto. En una Sala de las Artes llena a tope, brindaron un show que nos hizo cantar, bailar y poguear como los mejores.

 

 

 El frío de un invierno que nos hace rogar ese último beso de despedida se apodera del crepuscular sábado y nosotrxs ya estamos sudando. Sostenido por un imàn de Liniers en una heladera vacía, un papelito nos recuerda -y con resaltador- que Usted Señalemelo toca a las diez en la Sala de las Artes.

 “Traigan puertas que manijas sobran”, reza el dicho y yo que no encuentro una analogía mejor para describir mi estado. Típico de aquellxs para lxs que nada es suficiente, ya que en mayo tuve la oportunidad de ver en vivo por primera vez a “los usted” en el centro cultural La Pascasia en Medellìn (Colombia), recital en el cual se despidieron de su gira por América Latina, luego de haber agotado entradas en tres oportunidades en Ecuador y haber hecho vibrar a Bogotà, Santa Marta y Bucaramanga (Colombia).

 Oriundos de Mendoza, tierra de montañas, del vino y hoy - despuès de ellos, Luca Bocci, Mi Amigo Invencible y otrxs- “Capital Nacional del Indie”; el joven trío se presenta por segunda vez en Rosario, después de haberla roto toda en la capital de mi natal Entre Rìos.

 Unidos por la amistad y la música allá por el 2008, hoy pisan fuerte después de II (su segundo disco), siendo unos de los referentes de la nueva escena del rock argentino, desafiando - junto a Los Espíritus - a aquellxs que creían que nada más podía pasar en esta parte del mundo después de “las leyendas del rock nacional”, y esto en Rosario se siente. A la tarde las entradas para su show ya estaban agotadas y un amigx, habitadx por el deseo, se aventura -con éxito- en búsqueda de alguien que le venda la suya.

 Antes de salir apuro unos tragos de vino tinto entre unas secas de tuca vieja. “Si hay macrisis que no se sienta”, hoy estamos de fiesta.

 23.30 ya estamos todxs adentro y en la Sala de las Artes no entra ni un alfiler. Reconfortadxs en un jóven calor humanx apenas podemos contener tanta excitación junta hasta que ¡bang!, explota todo en un santiamén. Una lluvia dorada (que no es de pis, es de birra helada) se cierne sobre lxs presentes mientras la banda abre con “puedo morir, puedo caer” y nosotrxs nos fundimos en un virulento pogo con aroma a paraguayo al compás de aquella “oda a Mendoza” que cierra su último disco.

 La pibada está sacada y los patovas de cara -ante la situación- improvisan un vallado. En el escenario son invitados los vientos (Fermín y Andy) con la excusa de tocar un tema del primer disco pero con la certeza de que nos acompañarán toda la noche.

 Problemas con la guitarra de Cocó se vuelven evidentes en “siento” (el tercer tema), pero las pibas no permitimos ningún silencio y levantamos el reclamo que llevamos a todos lados: “aborto legal en el hospital” se corea fuerte también esta noche. ¿Y cómo podía faltar el hit que ya trascendió el verano?, si hay tantxs amigxs que deberían estar acá y no les alcanza el mango. Juan blanquea la situación invitando a una zapada y “aquí no ha pasado nada”. Con la guitarra recuperada enciende uno de los tantos puchos de la noche, mientras en voz, sintetizadores y entre flores nuestro “jóven del Sandro indie” baila “pana” en bata como yo en la mañana, pero sensualmente -claro-.  Estos pibes se manejan en el escenario con una naturalidad que parecen estar en “la sala” y esto se contagia. Al ritmo de ese riff que marca “pana, pana” nadie puede parar de bailar y hasta nos pusieron a todxs a aplaudir.

 La gente estaba tan sacada que hasta se apoderó de una balada. Todxs cantamos “textos” (canción que se encuentra en “Usted Señalemelo”) y ya a nadie le importaba nada. Entre una bruma de humo y luz azul nos hundimos en las profundidades de un viaje “new psycho” de coros y zarpadas guitarras al mejor “estilo Usted Señalemelo”. Haces de luces blancas se abren en el escenario, y ahì junto a las flores, enraizados en su propia música ellos también parecen florecer con “Rhodulo”, para enseguida pasar a agitarla con “siento”, tema en el cual se destacó una “bata” bien arriba y un intenso solo de guitarra que instó a un pogo re podrido.

 Las trompetas toman la posta hasta conducirnos a “agua marfil”, aquel tema que con 2.800.000 de reproducciones en Spotify ya se ganó los corazones de todxs. ¿Para qué mencionar cómo se lo cantó?, si seguro ya se lo están imaginando. Coros oníricos nos sacaron a pasear junto a “la bestia”, y sé que todo esto parece banda, pero la noche apenas està en pañales.

 Con la intro más épica después de “los calientes” de Babasónicos, la gente se prepara para estallar en “eternos orgasmos” con “aguetas”. El paraguayo se hace a un lado y se da mecha a esas flores reservadas para la ocasión -y no es para menos-. El lugar se tapizo de celulares que desesperados intentaban capturar el tan esperado momento. No se podía creer lo que estábamos viviendo.

 Broche de oro para mí, porque los pibes tocaron “mañana”, ese tema que tanto me acompaña en loop cuando ando en la “bicla” de acá para allá imaginando los colores de un amanecer entre montañas, intentando viajar a través de la música en medio de esta “ciudad de pobres corazones”. Pasan al frente los “sintes” y coros, pero la sorpresa de todxs fue un intenso solo de guitarra y acto seguido, el cover disco “sintonía americana” de Los Abuelos de la Nada, para pasar luego a “galantear y coquetear” con nosotrxs con la sensual “laser 420”.

 La cosa parecía concluir con “plastilina”, del primer disco, mientras el bajo, los sintetizadores y las guitarras nos tenían embelesadxs. Pero todo fué un amague. Al cabo de unos minutos ya teníamos de vuelta a “los usted” animandose -como ví en Medellín-  a unas electrónicas. Entre la extrañeza de algunxs, yo que ya estaba adelante de todo, bailaba cuan quien se encuentra extasiado en el Metropolitano, al tiempo que Lucca se tomaba un bondi de ida y vuelta al choto con un increíble solo de batería.

 Rozando un inevitable final, la gran sorpresa de la noche. Juan invita a Nico de la local Groovin’ Bohemia quien lo dejó todo en el escenario rapeàndose un tema. Bajo la mirada expectante de todxs el pibe parecìa levitar y nosotrxs, orgullosxs, no podíamos parar de festejarle todo.

 El condimento rockero en todo esto fué dado por “tu salto”, pero el premio al pogo más ultraviolento de la historia rosarina del indie sin dudas se lo llevó “big bang”. Aquel tema que como una hazaña parece acercarnos a dos antagónicos (Los Redondos y Cerati), desde este día será recordado por muchxs como aquel en donde en medio de un hermoso momento de locura entregaron TODO al pogo (incluídos celular, billetera y llaves).

 Si las noches se pudieran atesorar en algún lado, esta sería una para ello. Cantamos, bailamos, vibramos y pogueamos; todo esto a partir de una exquisita y prematura solidez musical digna de quienes en medio de esta búsqueda incierta que es la vida logran encontrarse con ellos mismos, y creo, eso es lo que más nos atrapa de esta banda. ¡Aguante todo!.

    Crónica: Sol Buiatti
Fotos: Mariano Ferrari
     

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