¿Cómo entrelazar vaciamiento de la salud pública, precarización laboral, desaparición forzada de personas, torturas, asesinatos, el 2 x 1 a los genocidas, represión, jueces elegidos a dedo y una historia de lucha sindical?
El hospital Posadas engloba todas estas situaciones. Es y desde sus inicios fue un foco de incansable lucha, por lo tanto, un espacio que molesta a los sectores que se ven perjudicados por la organización popular.
Enero de 2018: 122 despedides, la mayoría enfermeres con más de diez años de antigüedad.
9 de febrero de 2018: Gendarmería le tiende una emboscada al cuerpe de trabajadores que se movilizaban en reclamo por los 122 despidos.
Marzo de 2018: 30 mediques despedides sin previo aviso se enteran que están desocupades cuando llegan a trabajar.
11 de abril de 2018: reprimen en 9 de Julio y Corrientes a trabajadores suspendides y despedides de Yacimientos carboníferos Río Turbio, Hospital Posadas, el INTI y Pepsico cuando se movilizaban en reclamo por políticas de ajuste y represión. Exigiendo sus reincorporaciones y salarios dignos.
2 de mayo de 2018: tras varios meses de lucha se logra la reincorporación de Mabél Villagrán, enfermera y delegada gremial que había sido despedida junto con 121 compañeres en enero, que aún pelean por recuperar sus puestos de trabajo.
Septiembre de 2018: envían 80 telegramas de despido a trabajadores del hospital. En solidaridad con esta situación límite renuncia Cristhian Kreutzer, jefe de cirugía cardiovascular.
El número de despidos llega a 231.
Sólo el 17% de les empleades están en planta permante, el otro 83% está contratado como monotributista.
Mientras tanto el hospital y sus trabajadores se encuentran en estado de amedrentamiento continuo por parte de la gendarmería nacional.
La militarización del Hospital posadas no es una cuestión actual, tiene una raigambre que se vincula directamente con los mismos sectores de poder que protagonizaron la última dictadura eclesiástica-cívico-militar, y que hoy en día no paran de llenar sus bolsillos a costas del pueblo.
El hospital fue creado en la década de 1950. En el predio se construyeron cuatro viviendas destinadas a alojar a las autoridades de la institución. Una de ellas “el chalet” fue hogar del Dr. Rodriguez Otero desde 1973. El Chalet era un espacio de encuentro informal de les trabajadores con el director. Allí se juntaban a compartir sus experiencias diarias, a hacer sugerencias y discutir medidas.
El 28 de marzo de 1976, cuatro días después del Golpe de Estado, el hospital fue ocupado militarmente en un gran operativo del Ejército, con apoyo de la Policía Federal; el objetivo de esta intervención brutal fue desmantelar la organización sindical y la participación social en el Hospital y dar vuelta atrás con un proyecto de Hospital Abierto llevado adelante por les trabajadores, para así adaptar el Hospital a las políticas neoliberales de los mentores económicos de la dictadura. El Dr. Rodríguez Otero fue detenido ilegalmente y torturado.
El hospital fue tomado por un grupo paramilitar autodenominado SWAT (por una serie policial de TV norteamericana), El Chalet y la casa en que les trabajadores se habían reunido a compartir momentos de distensión se transformó en un lugar de horror y tortura.
Trabajadores y vecines desaparecieron.
Uno de los principales responsables del centro de detención clandestina es Luis Muiña, quien para la mayor parte de la sociedad fue un desconocido hasta el 3 de mayo de 2017, cuando los jueces Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco pretendieron aplicarle el beneficio del 2x1.
El represor al que intentó liberar con la aplicación del “2x1” la Corte Suprema de Justicia reformateada por el gobierno actual, Luis Muiña, fue condenado el 14 de septiempre de 2018 a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad.
Rosenkrantz tomará el cargo de presidente de la corte suprema de justicia el próximo 1 de octubre.
Como consecuencia de las gestiones de les familiares de les detenides–desaparecides, en enero de 1977, se realizó un operativo militar en el cual la Fuerza Aérea trasladó al Grupo SWAT fuera del Hospital. A partir de ese momento disminuyó notablemente la presencia y la violencia militar. El 8 de marzo de 1977 finalizó la gestión del Esteves (militar) y en su lugar se designó al Dr. Horacio Toccalino, jefe del Servicio de Pediatría. En 1978 asumió la Dirección el Dr. Serafín Rodríguez, que continuó hasta la restauración de la democracia.
Hasta diciembre de 1983, el chalet quedo en manos de la policia.
Luego de la vuelta a la democracia el ex-centro de detención clandestina se convirtió en escuela para les hijes de les empleades del hospital, y más tarde en escuela de enfermería. La historia demuestra que la situación actual del Hospital Posadas no es una casualidad, el gobierno de Mauricio Macri respondió y siempre responderá a los intereses neoliberales de la dictadura.
La organización del pueblo unido en lucha es la única alternativa viable para transformar la realidad que, tristemente hoy nos toca volver a vivir.
Texto: Paloma Gallardo