Este año, en el mes de febrero, partió a mejor vida el director de cine Hugo Santiago, que dejó una importante obra cinematográfica en Argentina y en Francia. Santiago fue un discípulo de Robert Bresson, a quien asistió como aprendiz durante años hasta que estrena su ópera prima: la película Invasión (1969).  

   Lo particular de esta ópera prima es que se convocó a dos de los más grandes exponentes de la literatura argentina (y mundial), para incursionar en el cine por primera vez. En esa época, Bioy Casares y Borges ya eran una gran dupla literaria y faltaba probar en el séptimo arte para terminar dar cuenta de su increíble genio. Borges años antes había escrito varias reseñas de películas, es una joyita la que habla del Ciudadano Kane y profetiza que será un clásico, pero no había hecho guiones para el cine. Tenemos que decir que no será la única vez que trabajarán juntos para el guion de una película, ya que años más tarde trabajarían para la película Los Orilleros (de Ricardo Luna, 1975).  

   Invasión es considerada una película de culto y una de las más grandes películas de la historia del cine. Sucede en la ficticia ciudad (porteña) Aquilea, donde un grupo de personas lideradas por un sabio anciano intentarán defender la ciudad de la invasión de unos hombres que visten gabardina. Los defensores visten de traje de vestir. En el elenco de esta ficción tenemos a un joven Lautaro Murúa y a Olga Zubarry.