La otra aplanadora

Acorazado Potemkin se presentó en el Lavardén tras la salida de su segunda placa discográfica "Remolino"

Por Tomás Faranna

 

            Ese mismo sábado, 27 de Septiembre, dos bandas de rock power trio se presentaban en la ciudad. Bandas con estilos distintos pero que, al fin y al cabo, tienen la médula rockera. Las dos bandas tienen una experiencia vasta, ambas son porteñas y tienen los mismos instrumentos (guitarra, bajo, batería). Una es Acorazado Potemkin, la otra Divididos.

            No hacen falta presentaciones para la banda de Hurlingham que lleva cinco mil personas por show en Rosario y toca, milimétricamente, dos veces por año desde que tengo uso de razón. Doscientos, con suerte, era el número de personas en el Lavardén esa noche donde se presentaba Acorazado. Más allá de los gustos, los números dicen todo o eso parece ser; en el Lavardén se demostró lo contrario.

            La banda demolió cualquier fantasma de Mollo resonando en mi cabeza, los bajos de ocho cuerdas de Arnedo no hicieron falta ni el pulpo implacable de Ciavarella se hizo extrañar. La otra aplanadora del rock estaba en Mendoza y Sarmiento.

Ladrar y morder son las pautas de acorazado que lo cumplen con creces. Sus canciones quedan resonando por días, horas o instantes. ¿Qué más da? Te llenan ese espacio con mezcla de mates y cotidianeidad, son el bondi de vuelta al trabajo, la rareza de que todos los días sean iguales y siempre pase algo distinto. Ah, y todo esto con una potencia digna de power trio, bien acorazado.

Arribaron a Rosario con su nueva placa discográfica Remolino, grabada a principios de este año y meses después salida al mercado (se puede descargar gratis de su página). El álbum es una muestra de madurez de la banda, un paso adelante de su primer disco Mugre editado en 2011.

Párrafo aparte para cada miembro de la banda. Una especie de perfecta casualidad es la que aparece cuando cada integrante toca su instrumento que, con raíces distintas, convergen en este bicho tan temible como encantador que es Acorazado Potemkin.

El que salta a primera vista: Luciano Esain en la batería. El ex Playmobil y actual Valle de Muñecas es totalmente maleable y se adapta al matiz que sea. Por momentos con bases punk de The Clash a tocar mid tempo, todo esto mientras se saca la remera, la tira a un costado y sigue haciendo los coros.

            Las cuatro cuerdas siempre fueron cruciales para un trío (todos los elementos tienen la necesidad de serlo) y así fue como cumplió en este caso. El experimentado bajista Federico Ghazarossian, un viajero del under porteño que pasó por la mítica banda de culto Don Cornelio y la Zona, Los Visitantes, Me Darás Mil Hijos, entre otras.

            El último acorazado, Juan Pablo Fernández (guitarra y voz), es la pieza que imprime el sentido conjugando el propio estilo de las piezas restantes. Las une, las entrelaza y dispara una imagen con sus letras de lunfardo y calles porteñas que termina de colorear con su particular estilo de voz que se aleja del rock clásico. Formando una obra ecléctica ajustada pero totalmente cálida.

            Acorazado convirtió el escenario como el living de su casa narrando sus historias musicalizadas, se paseó por su última placa Remolino como también volvió al 2011 tocando temas de su primer disco y hasta mencionó una anécdota “sensible” de sus comienzos como banda en 2009.

            Esa noche no hizo falta pagar 250 pesos y seguir a los carteles gigantes que por todos lados invitaban a Club Brown. Esa noche descubrí a otra aplanadora del rock

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