Rey de bastos, caradura o polizón

Les dejamos una joyita de "El menú del día" de día jueves de esta semana.


Una porción amplia de nuestra sociedad ha dado por sentado que la viveza mal entendida -el chanchullo, la trampeada, el ventajeo- es cosa exclusivamente propia, cuando es patrimonio de la humanidad toda. Analicemos desde una expresión que sí es bien argenta, el tango, un tango puntualmente, como tenemos exponentes de la matufia por todo el mundo y por todas las épocas.

 

Poniendo las coordenadas más o menos por 1934, podemos encontrar a Enrique Santos Discépolo componiendo su tan mentado Cambalache, que se estrenó en una película de 1935, Alma de Bandoneón. Manifestaciones artísticas paridas en la atmósfera de la Década Infame, que había estrenado en 1930 la primera de las dictaduras militares que se repitieron en bucle a lo largo del siglo veinte de la mano de los mismos de siempre, y en cada una de las cuales Cambalache tuvo el honor de ser prohibida por no ser del agrado de la milicada.

 

La palabra cambalache es otra forma de nombrar a una compraventa, ese conventillo pero comercial donde se vende de todo. Etimológicamente podría tener raíz en la palabra “cambio”, entendiéndola por el lado de intercambio o trueque. En sus vidrieras se pueden dar desestructuradas combinaciones del azar:

 

"Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto a un calefón..."

 

Se ha difuminado con el paso del tiempo qué quiso decir Discépolo con lo de “sable sin remache”. Hay una teoría interesante pero floja de papeles, según la cual en esa época se le dió a la chanta biblia un uso distinto del principal, que es el de armar con sus hojas un cigarrillo de cualquier cosa; como había necesidades más urgentes, se habría usado su delicado papel a modo de papel higiénico, colgándola en el baño con un gancho que vendría siendo el “sable sin remache” y quedando así cerca del calefón. Pintoresco, pero incompatible con la imagen de la vidriera de la compraventa.

 

La canción se multiplicó, se reversionó, fue manoseada en el mismísimo lodo de la gestación musical.

Cuando Cerati, Aznar y Charly en “No te mueras en mi casa” dicen que “el barrio fue y será una porquería, ya lo sé” no hace falta ser detective para conjeturar de dónde parten, y como es más sabido, inspiró a un lote de españoles con renombre -Sabina, Serrano, Aute- además de varios nombres de programas de radio y televisión.

 

Pero la intervención más prolífica ha sido en el fragmento de su letra que enlista personalidades ilustres e infames de todos los tiempos. La letra original enumera así:

 

"Qué falta de respeto, qué atropello a la razón, cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón. Mezclao con Stavisky, van Don Bosco y la Mignon, don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín...". 


Stavisky fue un estafador prolífico, Don Bosco el fundador de la orden Salesiana, Don Chicho era el apodo de Juan Galiffi, capo de la mí(s)tica mafia rosarina. Napoleón y San Martín no precisan presentación. Primo Carnera, un italiano campeón mundial de boxeo, y la Mignon puede aludir a una expresión francesa que define a una amante o querida, o a un personaje de Goethe.


La novia de América, Libertad Lamarque, cuando la cantó cambió a Stavisky y Don Chicho por San Felipe y Al Capone.

Julio Sosa metió mano con ganas: incluyó a Toscanini, otro tano pero director musical; Yatasto, un pingo pura sangre campeón; Scarface, otra nominación para Al Capone; Marimón, discípulo de Fangio; y a Gatica, El Mono. Además cambió “el que vive de los otros” por “el que vive de las minas”.

La aventura que fue Sumo, a la versión de Sosa le sumó a Hebe de Bonafini y Maradona.

Desde Brasil incluyeron a los Beatles: Caetano Veloso mixturó a Toscanini con Ringo Starr y Napoleón; Don Bosco y la Mignon, John Lennon y San Martín. Raúl Seixas aportó a Beethoven, además de Lennon y Ringo Starr.

El polaco Goyeneche reemplazó a don Chicho por Thatcher, la piratona imperial. Ismael Serrano trocó a Don Chicho por Aznar, otro Aznar, el expresidente español.

Hermética clavó bandera cambiando a Carnera por Videla.

 

Aterrizando de nuevo en nuestro presente, más de 80 años después de que viera la luz esta obra cumbre, nos sobran nombres para actualizar la lista.

 

¿Quién te parece que iría?

Compartir

Comentarios