La joven banda de hip hop presentó su primer trabajo discográfico en Berlín.
De a poco la nueva generación de artistas de Rosario le va dando más lugar a la cultura del hip hop. Vamos acostumbrándonos a ver MCs en jam sessions, o invitados a rapear en algunos recitales. Lo cierto es que este espacio que se va ganando en la escena cultural, se lo ha ido ganando haciéndose escuchar en la calle. Porque es ahí donde nace, y donde hace tiempo escuchamos rimas en grupos de amigos en los parques, en las plazas y en las puertas de los bares. Se va haciendo más usual, y cae en las esquinas del barrio como agua en el desierto, dándole voz a los pibes y pibas que tienen muchas cosas para decir sobre sus realidades. Es una herramienta sumamente democrática la de rapear, pues quien se anime, puede ser escuchado con los oídos de la verdadera atención.
Lo cierto es que el hip hop fue haciéndose de un ambiente que alimenta y del que se alimenta. Espacios como los de la calle, pero también otras movidas donde se encuentran los MCs y con unas bases van tirando sus postas. Así también fueron apareciendo más batallas de gallos, competencias de freestyle para ver quien le pasa el trapo a los demás. Pero le ha sido un poco más dificultoso a los MCs acercarse a los escenarios de las bandas locales. Gran aporte a esto fue lo que ha hecho Lima Sur por ejemplo, que ya lleva más de ocho años y se planta con hip hop de frente, y una banda bien funky no sólo haciendo bases, sino también tomando protagonismo. Fueron apareciendo más bandas que mezclaban el hip hop con otros géneros y entre todo ese contexto aparece Caliope Family. Una banda de artistas jóvenes, con algunos tonos que van desde el jazz y el soul hasta el trap, pero que ante todo se para como una banda de hip hop, con muy buenos músicos haciendo la base instrumental, y con las rimas de Brapis de frente.
La semana pasada Caliope presentó su primer material discográfico, Rhythms and Rhymes, un mixtape de 18 minutos, conciso, riquísimo a nivel instrumental y con un contenido lirico que relata con lujo de detalles sensaciones y realidades de los barrios. Un disco que ha sido muy bien recibido por el público del under rosarino, y que se presentó el pasado sábado 4 de agosto en Berlín Pub.
La noche comenzó con la presentación de Urbanse, MC de Buenos Aires, que tiene participación como invitado en Rhythms and Rhymes, y que dejó al público encendido y manija de mas rap. Para cuando subió al escenario Caliope, ya estaba todo bastante apretado adelante y desde el principio las manos de todos los presentes se levantaron al ritmo del hip hop.
Caliope se hace escuchar y la gente responde con mucho agite. Una banda de hip hop bien plantada, muy prolija, con sutilezas y con cachetazos de música en tu cara. Pero por sobre todas las cosas, con un compañerismo que se ve en la complicidad con la que suenan, y que se siente en el ambiente. No repiten ese discurso ya trillado que busca pisar la cabeza de otro rapero. Las rimas de Brapis no buscan demostrar que él la tiene más clara que nadie, sino que relatan la realidad que le tocó y le toca vivir, las conclusiones que ha podido sacar, y las sensaciones que ha experimentado. No alardea de lo que es él en comparación de los demás, sino que sus palabras abrazan a sus compañeros, a la familia que es Caliope, y que bien unida es que llega a sonar asi y a ser valorada y disfrutada por la gente que se acerca a verlos, o que reproduce su música.
Del show también se puede destacar los buenos ratos instrumentales que nos hicieron experimentar cuando Brapis cedió el espacio para que el resto de la familia muestre el rico sonido que va fabricando, la búsqueda musical que va atravesando. También es destacable la buena respuesta del público con las manos arriba, y hasta pidiendo algunas canciones, como Par de Niños, que fue la que cerró el show.
La noche continuó en los Bajos de Berlin, con el hip hop que fue pinchando Pancho Val, el guitarrisa de la banda, junto a Enzo, con la presentación de los cordobeses de Reverend Sons Of y su Funky House, y con el ya queridísimo DJ local Mat Spiaggi dándole conga a la gente hasta que las luces se encendieron.
Texto: Gonzalo Luján
Fotos: Salvador Ríos