Para todes los gustos

Sábado 29 de septiembre, confusión cortita en el culo, lo meteorólogos a nivel nacional vuelven a pifiar en su pronóstico. Anuncian una noche despejada con agradables temperaturas. Se confundieron. En la “Sala de las Artes” – (Rosario), se desato una tormenta, una tormenta de FUNK, de la cual nadie quiso ser evacuadx.

 MUSICA; PASION Y BAILE

Cortito y Funky en el aire. Los pibes fueron los encargados de hacer sonar los primeros acordes de la noche. La sub 21 del Funk. Diez muñecos que aparecieron en la escena rosarina, en los escenarios del under, y de los cuales se pueden dudar muchas cosas, menos de su música, de su pasión y de su all in en el casillero “baile”. Tranquilamente los diez podrían reunirse para empinar unas frescas y jugarse un futbol 5, como espacio de encuentro, como momento recreativo de sus semanas, pero eligieron la música, la congregación en una sala de ensayo, enredarse entre cables y compases. Y que buena decisión tomaron.

“¿Hola, Operadora? / Quisiera algo bien Cortito y Fuuunky”, sale con fritas y aderezos de regalo.
Un tema tras otro, con el lema en alto de esta invocación que es la de soltar los cuerpos, algo que parece sencillo de pensar, una boludez,
¿Cómo no voy a poder mover mis partes? Pero que, a la hora de los bifes, solo algunes son los que se animan a tirar unos dancing across the floor y pasar el lampazo con un poco de kerosene para que se prenda fire la pista. Estamos en un proceso, todavia no hemos podido sacar las barreras mentales que nos impiden bailar en público, porque puertas adentro de casa Julio Boca es un poroto, pero delante de otres, prefiero mirarlo desde atrás y que otres sean los que bailen. Estamos lejos de esos videítos de todos niggis bailando sin tapujo, con caras de absoluta felicidad y cuerpos de goma. Pero piedra sobre piedra, peldaño a peldaño, vamos descubriendo, que literalmente podemos salir a bailar un sábado por la noche.

La banda sub 21 carga con estas banderas, con estos lemas y lo tienen bastante en claro, es por eso que no les tembló la pera al abrir un escenario histórico de la ciudad, dejando los mics calientes para las bandas que los sucederían con más de una década de música sobre sus cabezas. Canciones consolidadas, arregladas y que según tenemos entendido empezando a ser grabadas. La incorporación de las congas a la linea de percusión y las muletas del grillo la voz cantante. Que la magia de la música siga con ustedes Cortito y Funky.


UN ALUVION QUE SE LLEVE TODO.

Pero que deje post lluvia esos aromas a tierra mojada, bañar en los charcos cristalinos el cansancio de ayer, y despertar una nueva manera de percibir la naturaleza que nos rodea. Nada se pierde, las canciones quedan, los pasajes se transforman. Rock steady roots de pura cepa sobre el escenario, con ustedes “Cool Confusion”. Deliciosa confusión de ritmos latinoamericanos, como agarrar una licuadora e involucrar dentro de ella, una fruta de cada país de America del Sur para obtener un rico licuado tutifruti, sin poder diferenciar un sabor del otro. No importan las etiquetas, lo que importa es lo que llega. Diez años de música sobre el escenario, una década enchufando instrumentos, moviendo equipos, moviendo sus cuerpos y los de todos los allí presentes. Saltos, empujones y traspiración, ingredientes claves para una congragación musical. Durante el repertorio sonaron temas de su primer disco homónimo (2009) y de su segunda placa “Panamá” (2015), estribillos ya conocidos por los oídos de la ciudad, ojos cerrados y manos arriba del público que ayudaba a Rodrigo (voz) a entonar las canciones. La tormenta estaba mojando.

Cool Confusion tuvo poca presentaciones durante el año, tiempos de cambios en algunos puestos del plantel, tiempos de reconstrucción sobre lo construido, tiempo de revegetar el terreno donde se cultivó durante esta década, tiempo de buscar laburos paralelos para sobrevivir al ajuste, nada se pierde, las cosas se transforman. Hasta el próximo tablado donde el rock steady roots rosarino seguirá sonando.


TODES DEL CULO

El momento fuerte de la noche, después de un canapé, ágape, vermucito, plato principal, llego el momento de enterrar la cara en toda la crema pastelera de la torta, quedar medio ciego, chuparse los dedos dulces y los porrones frescos de la barra. MustaFunk pelo el CULO en “La Sala de las Artes”. Regreso muy esperado por la monada musical, varios, varios meses pasaron para que la banda oriunda de Paso del Rey, haga sonar su rockandroll por los hispanoparlantes de la ciudad.

Lluvia, vientos huracanados, truenos, rayos. La cosa se venía abajo, sin embargo no hubo ningún evacuadx. Mustafunk saco de paseo, de gira, su cuarto material discográfico #CULO. El mismo cuenta con 19 tracks en unos llamativos 45 minutos. Una cosa bien punk rocker. No hay suspiros, es a fondo blanco este disco. Cuenta con la particularidad de seis prototipos de canciones, de tan solo un minuto, que dan eclecticidad a la reproducción, inmersos en una búsqueda, animándose a sobrevolar terrenos inexplorados, géneros diversos, escuchar CULO, te descoloca. Porque los discos antecesores tienen un linaje mustafunkero que uno identifica con claridad, una identidad que viste a la banda, pero que al reproducir esta última placa, en las primeras escuchadas, pareciera perderse, hasta que lo asimilas y la encontras.

Un show largo, casi dos horas ininterrumpidas de música para todos los gustos. Invitaron a comer una parrillada bien nutrida de sus canciones, un repaso por toda su audiografia, sonaron temas de “Salpica” (2013), “Laboro Chamanik” (2016), “Lados G” (2017) y “CULO” (2018)

Una banda que carga un power increíble, una formación tradicional con batería, bajo, dos guitarras filosas y voz. La sensación fue la de ingresar en una nave espacial, abrochar el cinturón y dejar que la música haga el resto, disfrutar del viaje. Por momentos olvidar la tierra firme y animarse a volar con los acordes que se sucedían uno tras otro, una capsula paralela a la realidad, un pequeño mundo de agite, pogo, cabezazos, momentos tranquilos, de elevación, “cementerio club” de Pescado Rabioso, para luego volver al barro, al charco, al campo de batalla. No puedo recordar todas las canciones que entonaron, pero si dos en particular que la people esperaba manijota, “Mr Lewis” y “Turbiolencia” que dejaron algunas zapatillas sueltas sin sus respectivos dueñxs.

La noche la cerro el vikingo del Groove Matt Spiaggi que como un albañil de oficio fue tapando los huecos de la construcción para luego darle rienda libre a las perillas de su consola y hacer que a pesar del cansancio que sufrían las piernas de los presentes luego de tremendas presentaciones de las tres bandas, quede un peqeño resto para un regenerativo y posterior elongación a base de funky Groove del rico. Celebrada tormenta musical, todes empañades de sudor, repasando el show, buscando panadería abierta para el bajón, regresamos a casa con una sonrisa de satisfacción.


Texto: Juan Cruz Plano (Nikki)
Fotos: Franco Gomez (Yiyo) 

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