Imagen: Bernardino Avila
Hace apenas unos días, el Gobernador Provincial Omar Perotti, anunciaba la apertura de más espacios afectados tras el aislamiento social fruto de coronavirus. Bares, gimnasios, shopping y cultos religiosos fueron puestos en la lista de actividades esenciales. Lo cierto es que hay un sector fundamental para la salud emocional que continúa sin respuesta alguna positiva: los centros culturales.
Desde el Colectivo de Espacios Culturales, compartieron un comunicado manifestando que urge la pronta reapertura, antes de que sea demasiado tarde y agregan: “Hemos armado protocolo sanitario conjuntamente con representantes de la salud y la cultura del gobierno municipal, y respetado las restricciones en número de alumnos, franja etaria y franja horaria que se dispusieron para nuestra actividad, e invertido en elementos de higiene sanitaria en cumplimiento del protocolo. Durante estos escasos dos meses, donde pudimos abrir, fuimos un foco educador en cuanto a concientización de cuidarse y cuidar al otro”.
De la misma forma que muchas personas disfrutan de realizar sus actividades físicas, de pasear por el parque, de comer en un bar o de comprar cosas en grandes mercados, hay otro sector de la población que elige, necesita y disfruta de la cultura. Como también hay quienes viven de esto y se ven imposibilitados de realizar su labor. Lo cierto es que los espacios culturales continúan sin aparecer en las agendas políticas.
Muchos de ellos vienen atravesando una dura resistencia marcada por cuatro años de neoliberalismo, que con grandes impuestos, restricciones, inhabilitaciones y coimas logró debilitar al sector y muchos espacios que brindaban escenario a artistas locales se vieron obligados a cerrar sus puertas. Seguido a esto, la inesperada pandemia de Covid-19 en la cual las actividades tuvieron un quiebre y hablar de arte pareciera mala palabra.
Se entiende que la salud es lo primero. Que debemos cuidarnos unos con otros para no colapsar hospitales ni sanatorios, lo que no quieren entender es que, dentro de las actividades artísticas muchísimas personas encuentran una respuesta y es por eso que deberían considerarse fundamentales. En momentos como estos dónde todo está terriblemente jodido, sentirse un poquito bien y escapar de la televisión, los streaming, los vivos y la imagen para conectar con la música, el cuerpo en movimiento, la mirada de otro, el sentir colectivo, se vuelve una urgencia. Una urgencia que algunos no consideran justa.
El comunicado del colectivo lo manifiesta claramente: “Es mucha la gente que necesita de su actividad cultural como cable a tierra, para despegarse, para abrirse, para respirar ante tanta adversidad. Y sin embargo, pese a todo lo expuesto, cada fin de semana salimos debajo del listado “Qué es lo que NO se puede hacer”. Las actividades se ven suspendidas pero los alquileres, impuestos, y salarios continúan activos, generando deudas a futuro imposibles de saldar.
¿Cuánto más podrán aguantar?
A raíz de un censo que vienen realizando desde el sector cultural, Rosario/12 daba a conocer hace unos días, cifras alarmantes respecto a la situación actual del sector: “Sobre un total de 53 espacios, el 34% cerró sus puertas, el 41% se encuentra en situación de alquiler, el 50% no tiene regularizada su habilitación, el 65% manifiesta no poder continuar en estas condiciones más allá de noviembre, 35 de los espacios indican no haber recibido la “Asistencia Económica de Emergencia” del Estado provincial y 16 solicitaron algún tipo de crédito económico a partir de marzo”.
A pesar de la dura situación que viven desde hace mucho tiempo tanto los espacios culturales, los teatros independientes como les artistas autogestionades, decidieron no manifestarse en las calles para acompañar los pedidos de Nación y no desestabilizar en momentos dónde se necesita justamente lo contrario. “Entendemos que la situación de Emergencia Sanitaria es real, y creemos en un Estado presente que entienda y accione ante nuestro reclamo, subsidiando a todo el conjunto de trabajadores que comprenden los Espacios Culturales, y si el subsidio se dificulta, que nos permitan trabajar. Porque saben que no somos, ni fuimos, focos de contagio, ni circulación del virus. Por todo esto, nuestro reclamo es: Que no nos discriminen y nos incluyan junto a las demás actividades exceptuadas, o que nos den una respuesta pública de ¿POR QUÉ NOSOTROS NO?” finaliza el comunicado público del CREC.
Paradójico ¿no? Porque mientras a ellos se los desplaza de agenda, la cultura persiste acompañando, persiste apoyando, persiste en la memoria e insistencia de que la salida siempre será colectiva. Por su parte el Ministro de Cultura Provincial, Jorge Llonch, respondió la nota de Pagina/12 en la cual afirmó que se estuvieron entregando más de 70 subsidios y que hay algo que aún no pudieron resolver y es un problema grave: “muchos de los lugares, que existen y hacen trabajos fabulosos, están por fuera de los registros en cuanto a la habilitación, no tienen una personería jurídica.” A su vez el Ministro apunta: “Sería una angustia muy grande que un grupo de personas que tienen un espacio cultural, y que no tengan a lo mejor toda la formalidad que se necesita, deban cerrar.”
Pero la angustia ya existe para los centros culturales – imagínense viviendo en la incertidumbre constante- y es aún mayor cuando cruzamos por Mendoza y Corrientes y vemos que de “El Olimpo” no quedan ni las iniciales, por la misma zona se respiran solo los buenos ratos compartidos tomando clases de milonga, o escuchando música en vivo en la anecdótica “Chamuyera”. Más recientes en el tiempo las víctimas son otras: La Bartolina, Le Bal, Bracco, Quilombo 27, Club 1518, Combo Club y la lista sigue. Todos tenían un mismo objetivo: reivindicar la cultura, acompañar desde el arte, resistir con poesía. Ojalá el Ministro entienda que cada perdida de espacios como estos, generan una deuda social y con la historia de miles de nosotres porque la cultura es el ama de los pueblos y sin alma no se puede vivir.
Por: Ludmila López