Con banda telonera, mosquitos y un sábado inestable, Kevin Johansen volvió a la ciudad rosarina y dio un show impecable.
El Centro Cultural Guemes todos los fines de semana nos sorprende con algún espectáculo, en esta ocasión la cita fue en el Hipódromo de la ciudad, con Mati Vant inaugurando la tarde noche del sábado. El clima y los mosquitos no fueron motivos suficientes para que en cuestión de minutos las sillas comiencen a ocuparse. Para las 21, Kevin Johansen vestido de traje y barbijo se acerca. "Buenas noches" nos dice cara a cara y comienza a recorrer el lugar caminando junto a su ukelele. Una bienvenida a la altura del artista que es. Una forma simpática de agradecerle a su público la presencia, la espera y la compañía antes y durante la pandemia que acecha.
El argentino nacido en Alaska tiene una larga trayectoria en la música y toda esa experiencia se percibe de comienzo a fin del show. Sonido, vestuario y puesta en escena, todo cierra. Todo es correcto, agradable de escuchar y de ver. Johansen junto a The Nada generan un ambiente ameno, cálido y muy divertido. La abstinencia de escenario se notó, Kevin tocó durante más de dos horas. Alagó la belleza de les rosarines, habló con lenguaje inclusivo, y por supuesto pidió off en más de una ocasión porque según él los mosquitos atacan más a quienes consumen lácteos y él es "muy lácteo". El cantautor habló del amor, de la libertad, de Fito Páez, Drexler, su hija que ya no le da tanta bolilla y muchas muchas otras cosas. Bailó con "cumbiera intelectual" y tambíen hizo bailar a todos los que desde abajo aplaudían y movían sus cuerpos sentados.
Kevin no le teme a mezclar, usa la música como un puente directo para acercarnos a ritmos, historias, melodías, costumbres, idiomas. Conjuga el humor con la ironía, saca de repente una guitarra rosada de Hello Kity y confirma que no serán Babasónicos o Conociendo Rusia pero su banda puede ser fashion si se lo propone, se escuchan risas y más aplausos. Johansen te pasea por la milonga, el tango, la cumbia, la bossa nova. Canta en inglés, en español y portugues. Trae a escena artistas de ayer, reversiona hits e incluso inventa ritmos. "Guacamole", "Modern Love", "Anoche soñé contigo", "Desde que te perdí" y "Fin de fiesta" son algunas de las tantas canciones que sonaron este sábado en el Hipódromo de la ciudad.
Para ir cerrando la velada, Kevin repitió el comienzo. Se puso el barbijo, bajó del escenario y bailó a lo largo y ancho del lugar, mientras su gente estallaba de emoción y alegría. Johansen y the nada generan eso, un vaivén de emociones y ganas de seguir escuchando, de volverlos a encontrar cuando la pandemia pase y los cuerpos se puedan chocar en el baile y los "Algo Ritmos" que florecen cuando el cantautor activa el micrófono.
Por: Ludmila López