Vulnicura, lo nuevo de Björk

Antes de lo esperado llega Vulicura, el nuevo disco de la islandesa, donde la experimentación funciona como sanación en este disco completamente personal y emocional.

Dicen que las mejores canciones surgen del dolor.

Björk agrieta su cuerpo roto y nos muestra su historia en Vulnicura, su nuevo trabajo discográfico, un álbum totalmente emocional  donde la crisis funciona como canalización creativa en este juego de palabras –quizás- entre vulnerabilidad y cura. 

En su noveno disco, la artista islandesa contó con la colaboración de Arca (Alejandro Gahersi), quien tuvo mucho que ver en Yeezer de Kanye West, y al escucharlo vamos a entenderlo. Como así también aparecerá la voz de Antony Hegarty y el infernal sonido de The Haxan Cloak.

La entrada al disco es ‘Stonemilker’, melodías que tocan el alma mientras su voz limpia la resaca turbia de sueños perturbados de una noche de desamor en esos días chatos de enero. “Deseo sincronizar nuestros sentimientos”, dice Björk, mientras demanda respeto a quien cerró las posibilidades. Sí, ella busca curarse del dolor tras su ruptura con Matthew Barney.  Los golpes de Arca denotan sus golpes y las cuerdas son el recorrido. Tenés permitido llorar -como yo lo hago ahora- porque estás sanando junto a ella.

“Espero que las canciones puedan ser una ayuda, una muleta con los demás y demostrar lo biológico de este proceso: que la herida y la curación de la herida, psicológica y físicamente, tiene un reloj obstinado consigo”, dice ella.

También nos cuenta que hay canciones que escribió antes de la ruptura y quien pasó por una situación así entiende ese momento de confusión de no saber en ‘dónde estamos’. “Exijo nuestra claridad”, canta al final, mientras cruzaron violines y arreglos de cuerdas junto a sonidos más electrónicos. Ahí, en ‘Lion Song’ suenan los alter egos de Björk, o quizás su búsqueda al entendimiento de qué paso dar en este cronológico duelo hasta llegar al momento de comprender que ya es la última vez juntos. Y lo que queda es el recuerdo, esa historia de roces. Toda esa piel, esos instantes bajo las sábanas, esas caricias que hielan. En “History of touches” Arca tuvo libertad para crear, y al final de la noche, sonidos invertebrados marcan el fin.

Y llega ese momento en que una canción es el disco, o ‘esa’ que enamora, que se mete dentro y desgarra las vísceras. Esa canción es ‘Black Lake’, y Björk nos dice todo.  Vuelven las cuerdas para acompañar su voz tan única. Y luego el corazón late, intermitente, a desritmo. Implosiona. Sonidos experimentales del venezolano se unen y hacen algo más hermoso aún. Cada vez más electro. Desesperadamente increíble en diez minutos. Fastuoso.  Hay tensión, la misma nota queda sostenida por tantos segundos que te congela en la destrucción de la razón, en el desgarro del estómago. “No tenés nada para dar, tu sonido es vacío. Estoy ahogada en penas, sin esperanza de alguna vez recuperar el dolor y el horror eterno”. Duele.

Y todo late, todo late.

“Está la madre y el niño, y luego el padre y el niño. Pero no un hombre y una mujer. No hay triángulo de amor”, canta en ‘Family’. La rabia como gatillazos a lo lejos -y esas ganas de estrellarse contra la ventana-.  The Haxan Cloak participa con los beats, y reconocemos esa oscuridad. Un chelo furioso, algo descontrolado a mitad de tema, grita el dolor y la ira de la muerte de la familia; pero habrá solución. Escucharemos la música en completa sincronía con la letra.

‘Not Get’ es una hermosa locura con sonidos minimalistas y experimentales, ¡y es que este disco es completamente experimental! Tendremos sorpresa constante como en  ‘Atom Dance’, cuando las primeras cuerdas se sienten como gotas cayendo y rebotando en tus pies mientras lentamente un chelo enloquece y entran más violines y todo se vuelve un caos exquisito. Y me refiero a lo mejor del caos. “Estoy bailando hacia la transformación”, canta. Más locura experimental. La entrada de Antony Hegarty a mitad de canción te deja de cara. Pareciera como si pusieran su voz en un vinilo y le dieron reversa. Pff . ¡Oh, gracias Björk!

Los dos tracks finales, 'Mouth Mantra' que tiene lo que denota su título, la voz de Björk como un mantra de sanación espiritual entre láseres intergalácticos del más allá que se conectan en esta mandala paranoica; y 'Quicksand’, que funciona como el cierre del cierre y el dolor del abandono a la mujer, a su madre, y del miedo a la repetición de la historia: él yéndose de ella. “Cada vez que te das por vencido, nos quitás el futuro, y mi continuidad y la de mi hija y de sus hijas y sus hijas…”

Vulnicura es el proceso corporal y emocional ante el dolor de la pérdida de alguien, de su abandono. En la tapa del disco se ve a Björk con una grieta en el centro de su pecho, desde su corazón hasta su estómago, en carne viva mientras destellos florecen desde su cabeza, su mente, sus manos. Bien expresa lo que el disco expresa: el afecto y efecto psicológico y físico del dolor, y la sanación de esa herida punzante.

Sí, acá hay sufrimiento y hay emoción en las letras y en la música, pero desde esa peculiaridad que la islandesa tiene. Björk se transforma y usa la experimentación como sanación. ¡Y qué bien le sale!

 

Texto: Analí Macuglia

Link para descargar el disco

 

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