El domingo 21 de noviembre se presentaron Caliope Family precedidos por 1915 en la Sala de las Artes.
Con una convocatoria para las 23hs se acumula la gente en puerta media hora más tarde. Entre risas, abrazos y encuentros se vacían latas de cerveza en una larga fila para el ingreso. La cartelera anticipa una noche de baile y transpiración, por lo que es preciso hidratarse correctamente.
Para las 12.30 se acomodan sobre el escenario los integrantes de 1915 a medida que van probando sonido. Tras unas idas y vueltas se escucha un - ¿qué onda? – para dar paso a Años Futuros y repetir la pregunta: - ¿qué onda? – esta vez respondida por un griterío generalizado.
Desde el comienzo se sacuden todos y cantan con la arenga de Cruz, el coro de El enemigo donde los brazos se levantan entregando energía pura. Sube como invitado Johnny, quien los recibió en su casa para este viaje y poder disfrutar del recital del día anterior. Cantando a los saltos se despide a los abrazos haciendo que suban las ganas de moverse al ritmo de esta banda que no encuentra su techo.
Para la 1.20 van concluyendo la lista en un recital que en la que la falta de vientos fue suplida con las bases y agite. Antes de terminar les falta un tema y sin disimulo preguntan a la gente que les gustaría escuchar. La repuesta es unánime: Policía. La tocan y es un descontrol.
Sobre las 2 am toma posesión del escenario Caliope Family. El salto ya es una constante que invade todo el salón y más al comenzar con Llantas. Enseguida se hace espacio para los tres vientos que van a pasar a conversar entre ellos, desfilando sus desquiciadas notas sobre las bases que nos empujan fuerte y a las que se hace frente a puro salto para no terminar sentado en el fondo. Cuando baja el trío con el brillante dorado en sus manos, sube otro trío preparado para acompañar con increíbles voces las canciones siguientes. Entre ellas Sofi, a quien pudimos escuchar la noche anterior a dos cuadras.
Nos entregan lo que esperamos, una experiencia de sensaciones fuerte donde las bases nos abren el suelo y volamos sostenidos por la imponencia de la lírica del Brapo. Con las letras urbanas de una existencia en guerra todavía en nuestras cabezas, nos volvemos a dormir con la fresca de la madrugada que va secando la transpiración liberada en una noche de calidad. Nos vamos a dormir con la noticia de una muerte más a mano de la represión de la policía en Rio Negro.
Texto: Pablo Sanchez
Fotos: Yamil Veces