La familia Bohemia

Groovin’ Bohemia y Calíope Family se presentaron el pasado viernes en la Playa de la Música.

Tras bajar del bondi con 4 perdidos más circunvalamos el Gigante de noche, sin ruidos de bombos ni multitudes; sólo una vecina que se rehúsa a levantar la mierda del perro. Sorteando las paredes de cemento nos encontramos con una oscuridad donde debiera estar el río. Y el acuario. Atrás de ese bodoque de cemento se encuentra el destino de esta noche.

Un rato antes de las 22 abre la noche la crew de Calíope. Con la gente desperezándose la semana de los hombros, se levantan las manos para recibirlos.

Las cuerpas se van soltando a medida que pasan los temas. La banda entrega bases jazzeras para que el Brapo fluya como sabe y, cual skater en medio tubo, pueda caer al milisegundo exacto para hacer hervir la sangre. Mientras las nubes esconden el cielo, el escenario se enciende a la par de los saltos de la gente que tarda 40’ en entregarse al movimiento. Con invitados improvisando mansos freestayles, nos transforman un 25 cualquiera en gramos reales para un mayo que se despide fresco, pero no lo suficiente para alejarnos del río.

Con una larga fila para la barra y más larga aún para los baños nos encontramos esperando la frutilla del postre. Al reencontrarnos con amigos de ayer, y haciendo otros del mañana, resuenan las palabras de Nico haciéndonos saber que nosotros somos el show; la magia de la sonrisa y la dopamina.

Para las 23.53 nos regalan el primer tema que compusieron para desencadenar un torrente de entropía que debió dejar sin luz algún barrio de la ciudad. Así, saltando con el blunt y el gin, con el Juli y Manu, me llega esa revelación que se transparenta en las caras que me rodean: la sensación de estar en el lugar correcto.

Pasados 20 minutos del cambio de día retornan las nubes, pero quedan ocultas por el destello de Ani Books sobre el escenario. Al llegar el corte final, la gente se niega a dar por concluido el espectáculo y exige un tema más. La banda comienza el último tema mientras varios bajan del escenario para compartir el barro y los saltos con el público.

Una batalla más ganada en nombre del amor por parte de estos profetas del Groove.

 

Texto: Pablo Sánchez
Fotos: Crix Loabue Zan

 

Compartir

Comentarios