La lluvia no impidió al público acercarse al Centro Cultural Atlas para disfrutar del repertorio de
Manu Serra y el Planetario. La cita al estilo café concert comenzó preparando el paladar para dar
pie a la banda. La agrupación que lleva un año en actividad se lució tanto con temas propios como
composiciones ajenas que se adueñaron para sí.

Manuel Martinez Serra en piano y composición, Guido Gavazza en bandoneón, Julián Cicerchia en
guitarra, Julia Martinez en contrabajo, Antonio Fernandez en violín y Alex Reiner en batería,
armonizaron sonidos provenientes del rock y el jazz en un paraguas de tango. El que avisa no
traiciona, y así el anfitrión de la banda anunció que echaban mano y “robaban del jazz americano”
por ejemplo. Las diferencias estilísticas se amalgamaron plenamente. Es que el tango desde sus
orígenes mixtura la herencia afro, instrumentos y nostalgia inmigrante. Esta música rioplatense se
alimentó y dialogó con un otro. El eclecticismo, la mezcla y la convivencia son un huella tanguera
que los planetarios recuperan y enfatizan de acuerdo a sus bagajes y exploraciones.

Hubo tiempo también para voces invitadas – Lucho Ríos y Noe García-, un lucimiento especial de
los graves del contrabajo femenino y temas reversionados. Al interpretar temas de Charly y Fito,
Manu Serra afirmaba haber oído tangos ahí desde un primer momento. En esta oportunidad
entonces, no se hizo más que develar este tesoro tanguero escondido en el rock nacional para
todo el público. Además se reivindicó la movida independiente local y se repasó trabajo de La
Máquina Invisible.


Cerca del cierre Piazzolla hizo su aparición y avivó una vez más esa llama de vanguardia que vive
en el tango. Por fuera de discusiones de vieja guardia y etc, esta música nos sigue convocando con
su fuerza para sentirla una y otra vez. Manu Serra y el Planetario nos llevan en ese viaje que nutre
oídos e imaginarios a puro 2x4, sincopado y colores varios.

Redaccion: María Victoria López.