Festival +B: Música y consciencia climática

Se desarrolló en el Hipódromo el Festival +B, que une música con discursos climáticos. Música para despertar porque hace tiempo nuestra brújula se perdió.

En pos de progreso millones de árboles se talan cada día, los ríos  se tiñen de basura y nuestro aire cada vez es menos puro. El festival +B fue la excusa para encontrar un poco de humanidad dentro de tanta miseria, una trinchera frente a los desastres ambientales que lamentablemente estamos cada vez más acostumbrados.

El sol se perdía por el horizonte cuando grupitos de todas las edades se reunían en el Parque Independencia  para aportar  desde el  lugar que  les  toca, para luchar.

Al ingresar debíamos pasar dentro de un túnel “mágico”. La premisa era cambiar nuestra perspectiva y re-conectarnos con todo aquellos que nos rodea. La naturaleza está presente, nos acompaña,  vivimos en ella, pero a veces nos olvidamos...

Este túnel se creó para conectar con lo más ancestral de nuestra humanidad. Recordar que somos parte.

Algunas personas eran las encargadas de darle vida a este puente, sonrisas alegres, gorras de colores y algunos que otros pinceles acompañaban nuestro primer trayecto del festival +B. Mientras tanto, el viento hacia sonar  las tiras grises que colgaban del techo, casi como manifestándose a través de ellas,  casi como dándonos la bienvenida a este viaje. A nuestra derecha hongos gigantes indicaban el camino del escenario.

“Nos reunimos para evitar el final de nuestra historia. Los humanos somos el fruto de 13 millones  de años de evolución del universo”. Fueron las palabras de Ronald Sistek,  facilitador de procesos humanos en colectivos y organizaciones.

Los misterios del universo son inmensurables, nos creemos dueños de todo pero entendemos poco.  No comprendemos nuestro origen pero sabemos muy bien hacia a donde vamos, y el futuro no suena para nada alentador.

“Estamos en presencia de un momento clave para la presencia humana, si no reaccionamos nos extinguimos, si no decimos basta, esto se termina”  Concluyó Ronald. Por eso estamos acá...

La tarde seguía se transformaba frente a nosotros y el paso del tiempo se hacía notar. De pronto apareció la luna de la mano de Mamita Peyote, la banda ritual de Rosario recién llegada de México. Justo cuando comenzaba a sonar “Las noches de luna no son para desperdiciar”.

En un show casi familiar, Euge Carafa, líder de la banda, nos invitó a actuar en colectivos para ser imparables. Para luchar por mejores condiciones de vida, para cuidar el planeta. Por eso estamos acá. 

Por su parte, Feli Colina decidió cantar a los cuatro vientos las injurias del mundo. Su autenticidad permitió conectarnos con ella de una manera muy personal. Sin pantallas de fondo y su vestimentas traslúcidas nos transportó a un lugar primitivo.

Los Peñaloza llegaron para ponerle luz a la noche. Una banda con brillo propio y radiante como ninguna. Acá abunda el carisma, color y cumbia.

Por su parte Bulldog y Kapanga se dieron el lujazo de cerrar esta hermosa velada. Con sus clásicos de siempre se encargaron de darnos un poco más de esperanza.  Ambas bandas acompañaron la iniciativa +B donde la única forma de luchas es todes juntes.

Nuestra brújula se perdió hace tiempo, pero afortunadamente este no es el final. Si nos  juntamos en una misma dirección, si exigimos desde donde nos toca, nada ni nadie nos puede parar.


Texto: Facundo Vilas
Foto: Gabriel Muggeri (cortesía de Festival +B)

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