Para potenciar la sensación, el clímax necesita de un lugar, un momento íntimo de encuentro. Militantes de Climax se presentó el viernes pasado en el Distrito 7 para reivindicar un ghetto militante.
Su nombre como sello e identidad cultural, marca el camino de lo que vamos a presenciar: “Te hace vibrar la mierda oscura y te hace sentir la música”. Una experiencia única en donde la entonación de las palabras y cada pasaje en escena están pensados para vivir plenamente este placer necesario.
*El clímax es una sensación intensa e irracional. Un sentimiento orgánicamente humano difícil de explicar pero fácil de sentir*.
La noche rosarina fue testigo de los primeros fríos de otoño y una cálida simbiosis entre los miles de espectadores y la banda Militante son la oportunidad perfecta para sentir abrigo. El Clímax aparece de manera precisa arriba del escenario con sus instrumentos de viento, baterías, guitarra y bajos. “Hacelo bien, hacelo bien tranquilo” - así es, el climax necesita tiempo.
En su larga trayectoria, Militantes acostumbró a que sus fieles vean una impronta distinta, una conjunción entre baile, música y críticas a lo establecido.
Durante la velada, sus seguidores presenciaron ritmos únicos de funk, hip hop y rock con sentimientos ambivalentes entre oscuridad y alegría, entre música y catarsis narrativa. Porque además de reivindicar el goce, primero son Militantes.
El recital fue enlazado por una performance artística en donde el foco estuvo puesto entre la Inteligencia Artificial y el sentir humano. ¿Qué riesgos presenta esta herramienta frente a nosotros? ¿Llegan verdaderamente para reemplazarlos? ¿Estamos en peligro?.
Si bien el mundo vive momentos de incertidumbre sobre los posibles usos y prácticas de los humanos frente a estas tecnologías, hay una cosa que estoy seguro. El Clímax es un placer necesariamente humano.
Texto: Facundo Vilas
Foto: Nicolás Togachensko (cortesía de la producción del evento)