Tras dos funciones el pasado fin de semana, la aclamada obra de Ricardo Bartis volverá a presentarse este 4 y 5 de octubre en el Centro de Expresiones Contemporáneas.
Por Juan Pablo Funes
El escenario flota entre la luz y la oscuridad, en una penumbra que no deja percibir dónde empieza una cosa o acaba la otra y difumina el límite entre la ficción y lo real. Es un manto de cariz oscuro, el telón que pronto caerá.
En la localidad de Santa Teresita, cerca del mar, afuera ruge la tormenta. Adentro, Horacio deambula con su vejez a cuestas. Sus días están contados y ha decidido anticipar la cesión de bienes a sus tres hijos. La casa y los terrenos que en un tiempo pasado cobijaron un sueño, un parque de diversiones al que llamó “La gesta heróica”.
En el presente, en estado de semi abandono, la sala luce opaca y descascarada en su interior. Está detenida en el tiempo, deshaciéndose. En un rincón yacen restos del parque desmantelado que forman parte de un cuadro escénico cargado de detalles vetustos. Una imagen que transmite la sensación de olor a tufo y decadencia.
Alicia, la esposa de Horacio, huyó del hogar varios años atrás, casi sin dejar rastro. Dos de sus tres hijos, Lorenzo y Elena, aún viven allí. La impresión que generan estos dos hermanos es de personas enlodadas, suspendidas entre márgenes atroces que van descubriendo a Horacio como un ser oscuro y de una viscosidad enfermante. Ernesto, el hijo mayor, fue el único que pudo abrirse camino a otras cosas. Se formó como abogado, armó una familia, vive inserto en las reglas sociales. Pero volver a ese lugar no será gratuito para él.. La casa lo inquieta, no lo hace sentir seguro. La endogamia aprieta el aire que respira. Sus hermanos son peces de ese estanque donde los sentimientos están constantemente atacados, donde no hay señales de amor y la locura es la liquidez en los límites sin regla.
Al momento de firmar, la desconfianza es mutua. ¿Los herederos serán dignos de recibir aquellos despojos? Las intenciones de Horacio no son bondadosas ni genuinas. Tras el derrumbe de “La gesta…”, cae sumido en resentimiento. Se siente un “rey de harapos, un mendigo” y se transforma en un polo magnético que lo devora todo en su oscuridad. Esconde una prueba para sus ellos. Les preguntará si lo aman. También les impondrá la condición de que al responderle, lo hagan mirándose a un espejo para que vean en sus propios ojos si lo que dicen es verdad. Un juego cruel que haría llorar a cualquier niño. Empuja a sus hijos hasta extremos tan insoportables que pone en riesgo su propia vida.
Por un momento, los recuerdos acuden a un llamado de necesidad: consumar la herencia. En un reflejo nostálgico y apaciguante, Elena y Lorenzo despliegan una soga a lo ancho del escenario formando un triángulo que los rodea y de donde cuelgan dibujos de su niñez, la fotografía del casamiento de sus padres, elementos que conforman una línea frágil que separa un tiempo feliz del actual, pero que a fin de cuentas, no serán suficientes. El juego de hallar los sentimientos en un espejo, en lo que los refleja, sellará sus destinos.
Esta obra, inspirada en “Rey Lear” de William Shakespeare, se inmiscuye en todo momento como un espíritu en la trama, sin dejar dudas de que es el drama basal. Sin embargo, Bartis recrea un mundo de ficción tan bien elaborado que cuesta creer que no haya existido. Se apropia de una historia dando una clase magistral de lo que es construir una pieza teatral donde todo funciona. Donde cabe destacar el trabajo en iluminación que resalta los contrastes escénicos y contiene los ambientes dramáticos para que la escenografía no caiga en función de un simple decorado. Por estos detalles, los protagonistas están cobijados en la atmósfera que la obra propone.
Al finalizar, al salir de la sala, sobre una mesa en el hall, se encuentra un museo de objetos de “La gesta heroica”: recortes de diarios, un arma, una maqueta del parque, fotos, elementos que parecen íntimos y reales. Con esto el director hace tangible su obra planteando una cercanía, materialidad, una época en el tiempo, un lugar en el mundo. Coordenadas que contextualizan al espectador de manera tal, que sentirá que lo que acaba de ver, se cuela por sus huesos.
“La gesta heroica” se estará presentando nuevamente este 4 y 5 de octubre a las 21 horas, en el Centro de Expresiones Contemporáneas, Paseo de las Artes (Sargento Cabral) y el río.
Entradas a la venta en https://www.1000tickets.com.ar/evento?id_evento=1297&la-gesta-heroica
o en la recepción del C.E.C, de lunes a viernes de 9 a 13hs.
Ficha técnica:
Elenco: Ricardo Bartis, Facundo Cardosi, Marina Carrasco y Martín Mir.
Diseño de sonido: Lolo Micucci.
Diseño de iluminación: Jorge Pastorino.
Diseño de escenografía y vestuario: Paola Delgado.
Fotografía: Matías Stella.
Asistencia de dirección: Paula Marrón.
Dramaturgia y Dirección: Ricardo Bartis.