Matilda en el Galpón: pop de luna llena

El dúo de electro pop de larga trayectoria, Matilda, dio su show el sábado por la noche en el Galpón de la Música.

En la noche fría del viernes, en el Galpón de la Música a orillas del Paraná, tuvimos la suerte de estar presentes en lo que fue otra fecha de Matilda. Dúo que comenzó a esgrimir sus primeros temas allá por el año 2001 y que hoy en día dejan entrever un claro crecimiento no sólo musical, sino también en cuanto a seguidores en la escena que en cada velada los acompaña de manera efusiva. La noche, atestiguada por una luna llena que parecía tampoco querer perderse dicha fecha, comenzó con largas filas para registrar el ingreso con toda la medida protocolar correspondiente entre distancias y la ansiedad proporcionada a un recital en una ciudad en que la pandemia afectó, como a todo el país, pero que en este caso ya viene siendo socavada por una, quizás, decisión de quitar todo rastro independiente. No es casualidad el cierre de bares culturales antes del confinamiento, ni las altas y absurdas multas a espacios autogestionados. Pero en este caso, sin dejar de olvidar lo anterior, claro, nos enfocamos en el desenlace de la hermosa jornada que nos brindó este dúo rosarino.

Pasadas las 21:30 hs luego de un extenso set de música en su mayoría pop/electro pop francés, se hacían presentes las primeras notas características. Ignacio Molinos marcaba territorio con unos golpes a su bajo Fender de frente al público; acción rara y grata para quienes lo seguimos desde los comienzos de Tensión, donde también nos deja boquiabiertos con cada fraseo en el bajo, pero esta vez un poco más alejado del post punk. El público, si bien debido al protocolo debía estar sentado y con distancia obligatoria, no dejó de mostrar efusividad ante cada intervención de la banda y hasta algunos se despojaron de sus asientos para moverse sin parar al ritmo de las canciones. Como ya es costumbre, Juan Manuel Godoy se dejó llevar por las notas y desplegó su baile ya característico en cada presentación de la banda al mismo tiempo que su voz se fundía en la fría noche rosarina.

“Son los que no se ven, los que en silencio van. Son esa gota que la roca vencerá. Son los anónimos que ayudan sin dudar. Son ese fuego que tenemos que cuidar.” Declaraba Juan Manuel a la multitud y es que claro, parafraseando un poco al párrafo anterior, y haciendo una libre interpretación, es necesario ser la gota que rompa esa piedra (y creo que la metáfora se crea sola) que destruya de una vez la imposición a la libertad de la cultura y de los espacios.

Con el correr de la noche el público se mostraba cada vez más a gusto con cada canción que sonaba, y llegaba el momento de presentar a Andrés Yeah, conocido guitarrista de la escena que tocó en bandas como Mi Nave y ahora en Queridas. Subía al escenario para interpretar dos temas, uno de ellos “FM”, un claro y sentido homenaje de la banda hacia Federico Moura líder de Virus. Las notas de Andrés en su guitarra se mezclaban con las bases de Nacho para crear un escenario inmejorable.  Al concluir el hermoso homenaje sonaba “Musical liberación” y luego daban lugar a que suba otra exponente de la escena actual. Maia Basso (Aguaviva) y juntos hicieron una bella versión de “Romántico” con la dulce voz de Maia en el escenario.

La gente se mostraba muy a gusto con los temas; el sector de fumadores se había convertido en una especie de zona de baile, tan así fue que llamó la atención de la seguridad que en repetidas veces tuvieron que ir a pedir el distanciamiento y que una vez finalizado el acto de fumar regresen a sus asientos. Siendo las 23:00 hs Matilda finalizaba su show, un show cargado de prolijidad, buena música y bien ejecutada; con deseos de verlos pronto nuevamente y ojalá fuera de un distanciamiento obligatorio.


La cobertura de fotos completa la encontrás en nuestra cuenta de Instagram.

Texto: Ramiro Roca
Fotos: Nicole Puñet

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